Randall Poveda pasó dos años sin pitar una final, tras la polémica serie entre Herediano y Cartaginés en el 2013, en la que expulsó al brumoso José Villalobos y sancionó un penal dudoso a favor del Team . Poveda regresa mañana al Rosabal para un juego clave, y asegura que en ese Verano no falló ni favoreció a los florenses.
Desde el Verano 2013 no pita una final. ¿La polémica que se dio en ese partido le pasó factura para que no lo nombraran en estas instancias por dos años?
No siento que la final del 2013 me pasara factura, porque las comisiones de arbitraje cambiaron. Lo veo más como que algunos compañeros han estado en mejor momento y tuvieron muy buenas temporadas, y eso se tiene que reconocer. Este año yo tuve muy buen campeonato y por eso estoy en la final.
¿Qué significa para usted volver a pitar una final en Heredia, tras las críticas por su labor en el juego decisivo del 2013?
No significa nada, soy profesional y uno solo tiene que ir a hacer el mejor trabajo sin importar la cancha a la que lo manden. Que sea en Heredia o en Alajuela no representa nada.
La afición de Cartaginés asegura que usted favoreció a Herediano en el 2013, ¿fue así?
No, puedo asegurar que no fue así porque el partido al final quedó 3 a 1, después fuimos a tiempos extra, penales y un jugador de Cartaginés falló, entonces yo no afecté en nada el resultado. La suerte fue la que decidió en la final entre Herediano y Cartaginés, no Randall Poveda.
¿Se equivocó en ese partido entre Herediano y Cartaginés?
No. Las decisiones que se tomaron fueron totalmente correctas. Recuerdo que algunos de los fallos no fueron bien vistos por un sector de una afición que no me quiere para nada, pero tengo la conciencia tranquila por lo que hice, incluso el jugador que expulsamos (José Villalobos Chan) le ofreció disculpas a sus compañeros en el camerino porque se había equivocado; lo que pasa es que él no tuvo el valor para hacerlo ante la prensa.
¿Tuvo una noche difícil ese 26 de mayo del 2013?
No, para nada. Incluso me extrañó lo que sucedió después, porque estuve en el estadio hasta medianoche a la par del equipo visitante y nunca se nos acercaron para criticar algo. Toda la polémica sobre esa final fue posterior a los resúmenes de las televisoras.
Dejando de lado lo que pasó, ¿qué representa ser el árbitro de la final del presente torneo?
Es un premio al trabajo. Tal vez no fue mi mejor temporada, pero sí me salieron bien las cosas. Significa mucho para mí estar en la final porque así como los equipos se preparan para llegar al último juego, nosotros los árbitros también lo hacemos y nos interesa mucho llegar a estos partidos.
¿Qué tan complicado es dirigir el juego decisivo del torneo?
Tiene su grado de dificultad, pero la experiencia que tengo me da la capacidad para manejar este tipo de encuentros. Se juega muchísimo, pero estoy preparado física y mentalmente para sacar el compromiso adelante.
¿Cuánta presión vive el silbatero en este juego?
No tengo nada de presión para la final porque antes de pensar en ese juego, tengo responsabilidades en mi trabajo. La ansiedad empezará el día anterior al partido o el mismo sábado, porque no vivo del arbitraje.
¿Estudia mucho a los equipos antes de un duelo de estos?
El martes vimos el juego de ida los cuatro que estaremos en la final. Vamos a reunirnos previo al partido para observar todos los aspectos a cuidar.