A mediados de 2007, cuando Eduardo Li llegó a la silla presidencial de la Fedefútbol, quedó la impresión de que para llegar a ese puesto uno de los requisitos básicos era ser acaudalado empresario, dueño de su tiempo y acostumbrado al glamour de un nivel económico elevado.
Li dedicó la mayor parte de su vida al negocio de almacenaje y transporte internacional. Su antecesor, Hermes Navarro, (1999 - 2006), logró un estatus social similar gracias a su incursión en la actividad pesquera.
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Como Navarro y Li, hubo antecedentes similares, desde Longino Soto, un prestigioso cardiólogo, hasta Isaac Sasso, comerciante, distribuidor e importador de electrodomésticos.
Con la elección de Rodolfo Villalobos como nuevo jerarca del fútbol nacional, ayer se rompió el molde de que, para asumir la Fedefútbol, era necesario tener una gruesa cuenta bancaria y pertenecer a un exclusivo círculo económico.
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“Es una persona normal, le da lo mismo comer en el restaurancito cerca de su trabajo o en un buen lugar por una reunión de trabajo”, afirma Lidia Rojas, su pareja desde 2010.
Por su condición de Ingeniero Civil, no suele vestirse con traje y corbata, en su lugar apuesta porque en su armario predominen jeans, camiseta tipo polo y zapatos de trabajo.
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“Tampoco se obsesiona con manejar el carro del año”, añade Rojas, quien es asesora legal de la Fedefútbol desde 2001.
El nuevo jerarca del balompié costarricense es asalariado, tiene poco más de 20 años de trabajar en Sielsa, una empresa ubicada en Limón dedicada a servicios de exportación y logística. Ahí ocupa el puesto de gerente de operaciones y tiene libertad para moverse al Proyecto Gol, en San Rafael de Alajuela, para ejercer de federativo.
Es amante del atletismo, al que se vinculó en 2013 para bajar de peso por recomendación médica. Inclusive correrá la Maratón de Chicago el 11 de octubre.
Villalobos da el salto a la presidencia tras nueve años de fungir de tesorero y casi 16 de pertenecer al fútbol nacional, al que entró por invitación y casualidad.
Allá por 1999, cuando el Santos de Guápiles ascendió a Primera División, él fue contactado por la dirigencia local con el fin de supervisar la remodelación del estadio Ebal Rodríguez.
A partir de ahí quedó “enganchado” a la pelota, ingresó a la junta directiva guapileña, en la que pasó de ser vocal a presidente en menos de cinco años.
En 2006 renunció a la presidencia para asumir la tesorería de la Fedefútbol, en la que hizo yunta con Eduardo Li, actualmente detenido en Suiza por supuestos actos de corrupción.
“Rodolfo quiere proteger el trabajo hecho en los últimos años, por eso se lanzó a presidente”, afirma Rojas, quien desmarcó a su pareja del conflicto que atraviesa Li desde el 27 de mayo.
“Don Eduardo Li está afrontando el problema en condición personal. La Federación no está involucrada como institución en los cuestionamientos (...) El rol de Rodolfo, como mano derecha de don Eduardo, era en la Federación. Rodolfo no acompañaba a don Eduardo a sus reuniones de Concacaf ni tomaba parte de esas decisiones. Ahí hay una división muy importante”, recalca Rojas.
Primeras declaraciones de Rodolfo Villalobos como presidente de la Fedefútbol.
Posted by Puro Deporte on Jueves, 20 de agosto de 2015
Carácter fuerte. Quienes conocen a Villalobos lo definen como un hombre ordenado, inteligente, de carácter fuerte e impulsivo al punto de que en ocasiones suele ser grosero al hablar.
“Cuando tiene que apretar los tornillos lo hace, es muy duro a la hora de negociar e impone su carácter, no da el brazo a torcer tan fácil”, asegura Víctor Badilla, gerente del Santos y quien lo tuvo de jefe en la campaña 2004-2005.
Según Badilla, el dirigente tiene el conocimiento para darle continuidad al trabajo que dejó Li. “Él ha vivido lo bueno y lo malo, ese aprendizaje le servirá”.
Para Róger Brenes, exdirectivo de Cartaginés y allegado al nuevo jerarca, este último “es un tipo con una línea muy definida y eso le permitirá tener éxito”.
Como Villalobos también fue presidente de la Comisión de Arbitraje, el silbatero Wálter Quesada lo calificó.
“Ha sido uno de los mejores jefes que he tenido a lo largo de mis 25 años en esta profesión. Luchó por igual para todos los árbitros y especialmente en el ámbito internacional. Amigo de todos, pero con carácter fuerte, de llamar la atención cuando nuestro rendimiento no era el idóneo, o sea, no confunde la amistad con la alcahuetería”, asegura Quesada.
Quienes lo adversan se refieren a él como un hombre al que le cuesta medir sus palabras.
“Es pesado al decir las cosas y por eso muchas veces no le cae bien a las personas, cuando toca negociar con él, por lo general, quiere que se haga lo que él dice y punto”, afirmó una fuente que pidió reservar su nombre.
“A veces se le pasa la mano al decir las cosas, pero es su forma de ser”, dijo otro consultado.
Con la elección de Rodolfo Villalobos, como nuevo jerarca del fútbol nacional, ayer se rompió el molde de que, para asumir la Fedefútbol, era necesario tener una gruesa cuenta bancaria y pertenecer a un exclusivo círculo económico.