72 horas después de meter un descenso en su currículo, el rostro de Rónald González aún exhibe la incomodidad del trago amargo que significó perder la categoría con Uruguay de Coronado.
"Estoy triste, eso no lo puedo ocultar ni estoy muerto de risa pero la vida continúa", asegura con firmeza el extécnico que un par de años atrás sacó a Saprissa del hoyo negro en el que estaba.
En una charla de 30 minutos con La Nación, González dijo que es consciente de que su hoja de vida tiene una mancha, empero, esta no tira la basurero el éxito que ha alcanzado en su carrera en el banquillo.
¿Un descenso es una especie de luto?
Después de la muerte de mi hermano, es el golpe más duro que me he llevado como ser humano, sinceramente. Descender un equipo es muy duro pero eso no significa la muerte. Hay un luto de unos días pero con la convicción de que esto del fútbol es así y que muchos se han levantado igual.
"Si Dios tiene algo para mi vida en esta profesión, no pasará nada contrario a lo que ha pasado con otros".
¿Le enfrió las ganas de seguir dirigiendo?
Sinceramente no estoy pensando en nada de eso, estoy triste. Cuando uno está de luto no piensa en irse de fiesta. Esperaré que pasen los días para ver cómo Dios me va liberando un poco de esto.
"Sin embargo, sí quiero dejar claro que el fútbol no es mi vida, tengo una vida aparte del fútbol. Mi vida es mi familia, mis hijos, mi relación con Dios, no significa que porque tuve un traspié mi vida ya se acabó. Me duele como profesional y mi preparación seguirá.
Mucha gente me ve y me mandá mensajes y quizás siente como que ya me acabé. Y así no es, salgo de Uruguay con la conciencia tranquila como profesional.Un descenso es un luto pero no significa que mi vida se acabó".
¿Cómo queda su currículo?
Mi currículo queda como un punto negro en un sábana blanca. Un punto negativo entre muchos positivos.
¿Es Rónald González un técnico sólo de equipos grandes y no de pequeños?
Era un paso que tenía que dar en mi vida. Demostrarme si era capaz o no, dichosamente sí es así tendré que esperar paciente una oportunidad en un equipo grande, aunque ahorita está todo muy difícil.
¿Cuántas puertas puede cerrar un descenso?
Se pueden cerrar algunas pero también se pueden abrir otras. Lo único es que ya no queda aquel currículo de tanto éxito, sino como te dije, un punto negro en la sábana blanca. Y mucha gente ve el punto negro más grande. Yo sé lo que vi, lo que estudié y lo que quise hacer acá, por una vez que no me dio resultado, no quiere decir que todo esté perdido.
Hace menos de diez años colgó los tacos para ser entrenador, ¿Para usted era impensado que algún día sería el protagonista de un descenso?
Sí claro. Lo que pasa es que desde que uno se mete a ser técnico tiene posibilidades de triunfar y de fracasar. Y en esta oportunidad tuve un fracaso después de muchos éxitos. Y lo tengo que asumir como tal y a partir de ahí analizar qué cosas fallaron.
¿Qué pasó?
Creo que no hubo una identificación plena con el equipo; para mí eso es lo más importante. No pude convencer a los jugadores sobre mi metodología, mi forma de ser y de trabajar. Nunca hubo una tranquilidad de parte de ellos hacia lo que quise exponerles.
"Y se reflejó mucho en el rendimiento, se perdieron muchos partidos; siempre hubo situaciones que restaron en el equipo, nunca para sumar. Por lesiones perdí jugadores clave que me pudieron ayudar más y eso se fue convirtiendo en una bola de nieve que cada vez fue más difícil de parar hasta que desencadenó con la seguidilla de pérdidas".
¿No hubo química entre usted y los jugadores?
Después de los triunfos, por momentos sentí que la había, pero en el grueso del tiempo no. Sentí que los jugadores, no digo que todos, pero sí la mayoría tal vez no se sentían cómodos con que yo estuviera ahí.
Usted se preparó en Europa y se mantuvo estudiando para que los jugadores no entendieran su método de trabajo...
Lo que pasa es que en el fútbol tiene que haber algo recíproco. Y si no hay una respuesta del lado más importante en un equipo que son los jugadores, por más conocimiento que uno tenga, no se va para adelante.
"Siempre pregunté si estábamos claros y si me entendían, tampoco crea que es algo muy diferente a lo que hice en otros equipos, es la misma fórmula que utilicé en las sub 20 que dirigí, en Comunicaciones y Saprissa; no hubo un cambio radical. Simple y llanamente en otros lugares sí me funcionó y en este camerino no.
Usted está acostumbrado a manejar camerinos pesados y el de Uruguay tenía gente de colmillo. ¿Es posible que muchos de ellos no hicieran click con usted?
Es posible que sí. No tengo ninguna duda. Además era un camerino que no formé, yo lo agarré y por eso es mi responsabilidad también. Los otros camerinos yo los había formado porque yo los escogí.
"Cuando un futbolista se la juega por quien lo lleva y se compromete con su técnico y hay una afinidad que conlleva ideas, trato y convivencia, es muy diferente. En Uruguay, es una deuda que yo tengo, tal vez no fui capaz de ganármelos a ellos (jugadores) en esa parte.

Ellos (jugadores) hicieron un gran esfuerzo para intentar hacer entrenamientos diferentes a los que venían haciendo. Al menos indisciplina, al frente de mis ojos no, pero no sé cuál era la convivencia interna en el camerino ni qué hablaban. Nunca noté nada de eso (indisciplina).
"El único día que sentí un camerino muy partido fue el día en que decidieron no entrenar (jueves pasado). Ese día sí me preocupé bastante porque estábamos a tres días del partido crucial. Se los dije a ellos, 'respeto lo que van a hacer pero no lo comparto'. Lo digo públicamente porque es la verdad.
¿Será que su equipo se relajó por la distancia que lo separaba del último lugar?
Yo nunca me relajé, no sé ellos (jugadores). Siempre tuve un presentimiento y que nunca se los externé, pero siempre tuve la sensación de que este panorama podría suceder. No veía creciendo al equipo como tal, no solo futbolísticamente sino integralmente como convivencia de equipo.
"Siempre pasaban cosas, lesiones, suspensiones, discusiones...no pude. Sentía una incomodidad porque presentía que esto (descenso) podía pasar".
¿Usted tomó el equipo apenas en la fecha 5 del torneo, cuánta responsabilidad recayó sobre usted?
Toda. Yo aquí no voy a evadir mi responsabilidad, pero también los jugadores tienen su responsabilidad. No quiero decir que unos más u otros menos, pero evidentemente siempre recae más en el técnico.
¿Qué pasará con su contrato?
El contrato inmediatamente se anuló, se cancelará hasta mi último día de trabajo. Yo no tengo interés en quedarme dirigiendo en la Liga de Ascenso.