Lo que mostró anoche Orión no fue más que otro capítulo de su calvario en la máxima categoría del futbol tico, en un partido malo, de los peores que ha mostrado el actual Torneo de Verano.
Ya no es nuevo conocer que su situación es asfixiante. Dejar puntos como locales y como visitantes los tiene condenados al descenso, ese que con el paso de cada partido está más cerca de llegar.
Sus aspiraciones de permanecer en Primera División van colgadas de un milagro. Pero estamos hablando de eso: un milagro.
Santos, por su parte, hizo lo que tenía que hacer. Salió ofensivo y sin especulaciones ante el rival más débil e inofensivo del certamen.
Aún así, su técnico César Eduardo Méndez dio oportunidad a figuras jóvenes, como fue el caso del delantero Jonathan Moya.
Con un doblete fue como le respondió el ariete, para encaminar al triunfo a los caribeños.
A los minutos 2 y al 24 Moya se fabricó los espacios para liquidar al arquero Kevin Briceño.
Los tres puntos estaban casi asegurados, no solo por la ventaja, sino por lo poco que mostraba y exigía Orión sobre la meta del guardameta Minor Álvarez.
Ya al 82’, Kevin Fajardo sentenció el cotejo.
Los dos goles tempraneros les sirvieron a los santistas para vivir de la renta el resto del juego.
En el segundo tiempo, los orionistas sacaron su verguenza deportiva y encimaron al Santos, principalmente mediante jugadas de balón parado, pero pecaron en imprecisiones frente al marco.
Así, Santos llegó a 19 puntos y se afianza el tercer lugar, sellando una primera vuelta que llenó por completo sus expectativas.