Solamente tiene 13 años, acaba de dejar la niñez para llegar a la adolescencia, pero su imponente 1.92 m de estatura llama la atención donde sea. Él es Yamil Quesada Hooker, un joven arquero por el que Saprissa apostó y lo llevó a su equipo U-15 a partir de la próxima temporada de divisiones menores.
Pese a su corta edad, cuenta con un biotipo muy similar al del actual arquero del Herediano, Esteban Alvarado (1.93 m), quien además fue Guante de Oro del Mundial Juvenil de Egipto 2009. Su estatura lo hace destacar en las pelotas aéreas y su reacción ante tiros lejanos suele ser espectacular.
Franklin Hernández, padrastro de Yamil, es el encargo de impulsar el desarrollo deportivo del futbolista, sobre todo por influencia de su otro hijo, Andrey, quien también forma parte de la U-13 del Monstruo.
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“Yamil empezó a jugar fútbol a los 8 o 9 años (...) Nosotros los primeros seis meses lo tuvimos en Arenal Coronado, después de ahí lo llevamos a una escuela de fútbol de Saprissa del Alto de Guadalupe, estuvimos en selecciones regionales de Moravia, después llegamos a Uruguay de Coronado en la U-13 y nos quedamos por año y medio ahí. Nos llegó una oportunidad que fue Dios, nosotros no la buscamos, nos llamaron de Saprissa porque aparentemente unos visores dieron seguimiento, ya lo conocían, sabían las virtudes y debilidades. Al final nos dijeron que lo querían”, manifestó Hernández.
Sin duda la característica que más atrapa de este espigado juvenil es su estatura, la cual consideran una herencia familiar, tanto de su padre como madre.
“La estatura es porque la familia del papá de él tiene mucha estatura, los tíos son muy altos. También del lado de la mamá (María Fernanda Hooker) hay un tío que pasa el 1.90 m. Él tiene muchas cualidades por alto, es muy perseverante en los entrenamientos, ha ido mejorando a pasos rápidos, por la estatura a esa edad cuesta manejar el cuerpo pero ha sido constante y disciplinado”, describió.
Don Franklin conoció a Quesada cuando tenía ocho años y desde entonces le notó características llamativas para el deporte.
En aquella época, el pequeño no practicaba ningún deporte por lo que la llegada de Hernández a su vida fue la motivación necesaria.
“Ha sido un proceso, yo tengo cuatro años de casado, tengo cinco años de conocer a Yamil. Empecé a meterlo, impulsarlo, acercarlo al deporte, porque en aquel momento no hacía fútbol. Después mi esposa (la mamá de Yamil) también ha entendido de la importancia y ya hasta me ayuda a llevarlo a los entrenamientos con Andrey”, recalcó.
En el Saprissa para iniciar les dieron uniformes, tanto de juego y de entrenamiento, un maletín y viáticos en las giras. De momento no saben cómo manejarán el colegio, ya que deben trasladarse a entrenar a Belén y estudia en Moravia.
Saprissa ya tiene en sus filas a un pequeño de 1.92 m de estatura que se perfila como el nuevo Esteban Alvarado, no solo por su físico sino también por su forma de juego. En los partidos no falta quien lo relacione con el exjugador del AZ Alkmaar de Holanda.
El hermano de Yamil pasó de las motos al fútbol, también en Saprissa
Andrey Fernández Carmona tiene 13 años y era compañero de Yamil, su hermano, en Uruguay de Coronado. Al final, esas coincidencias del destino lo llevaron a convertirse también en el apoyo de su familiar, ahora en Saprissa.
Este zurdo con buena técnica es volante creativo y fue firmado por los morados al mismo tiempo que Yamil, solo que en el conjunto tibaseño desconocían que eran familia. Andrey, quien fue subcampeón de motocross de Costa Rica con siete años, es hijo de don Franklin Hernández.
“Él está conmigo desde los 12 años, yo lo fui criando. Empezó en las motos, le compré una, fue subcampeón nacional a los 7 años, pero después decidimos retirarnos porque era un costo demasiado elevado, un día me senté con él, yo ya había comenzado una relación con la mamá de Yamil, y me dijo: ‘quiero jugar fútbol’ y metimos a los dos”, recordó el padre.
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Hernández recordó que como en Saprissa no sabían que el arquero era hermano del mediocampista, cuando llegaron juntos la escena causó confusión.
“Nosotros no conocíamos nada, solo que teníamos la oportunidad de jugar en la 2006 de Saprissa, fuimos a una reunión estupenda, nos expusieron el proyecto. En el Saprissa no sabían que eran hermanastros, fíjese que llegamos y preguntan: ¿Quién es el portero? y Yamil se levantó y entró a la oficina, pero me dejan fuera a Andrey (risas), cuando se dieron cuenta, lo hicieron pasar también”, expresó.
Para esta familia lo transcendental antes del rendimiento deportivo es que sus dos jóvenes sigan con buenas notas en el colegio de Moravia, eso es lo único que les piden para colaborarles a continuar en la S.
*En divisiones menores lo que se firma es un documento que vincula al jugador al proyecto deportivo de la institución. No se firma por periodos, ni montos de dinero, ya que no son contratos profesionales.