Saprissa se entretuvo con Liberia, consciente de la diferencia abismal con su oponente de turno, simplemente jugó al gato y al ratón para bajarle los brazos y arrebatarle los tres puntos con el 1 a 0.
Más allá de que a la afición morada no le gustó del todo el resultado y quería mucho más, lo tibaseños encerraron a su rival, lo acorralaron de principio a fin y nunca, ni con un poco de suerte, tuvieron opciones de escapar de las garras del Monstruo.
El conjunto local resolvió en dos minutos su compromiso con el tanto de Ariel Rodríguez y sabedores de que el miércoles tiene un partido vital ante el América de México, regularon sus energías, se cuidaron para no fatigarse y cumplieron con lo que fue casi un entrenamiento con público.
Al final, la S tuvo piedad para no humillar aún más a un rival moribundo y débil que ahora es más colero que nunca, con 10 puntos menos que Cartaginés en la acumulada.
Los dirigidos por Vladimir Quesada tenían claro que lo trascendental era imponerse, no tener lesionados y tampoco desgastarse para sacar tres unidades que valen igual con goleada o no, porque lo que realmente cuenta es ganar y recuperarse lo más pronto posible para recibir a los aztecas.
Entre toda la apatía de los locales, el plan se ejecutó a la perfección y en ningún momento corrió peligro el resultado. Los pamperos únicamente pretendían huir, no tenían las más mínimas armas para agredir y por lo tanto se atuvieron a lo que quisieran hacer con ellos.
El dominio fue tal que Liberia apenas registró un “disparo directo” en todo el choque, eso sí, la estadística engaña porque más que remate fue casi un pase que le hicieron al portero Aarón Cruz.
Cruz perfectamente pudo haberse ausentado a lo largo de todo el partido, que de igual forma no se hubiese notado que no estaba. Incluso, es una realidad que hasta en las prácticas lo exigen más y ahora deberán bombardearlo en los ejercicios de la semana para reponer el tiempo perdido.
Pálida imagen
Eso sí, es innegable que Saprissa quedó debiendo, que fue mezquino y que por su gran superioridad deportiva y administrativa estaba obligado a ganar y golear con solvencia.
Los morados dejaron una imagen pálida, pobre y deslucida, la cual deberán revertir por completo o de lo contrario a mitad de semana ellos serán el ratón y los mexicanos el gato.
El tanto de Rodríguez sirvió para lo básico. El goleador cumplió con una diana de buena factura, aprovechó un balón suelto, recepcionó, se giró ante la displicencia de su marcador y con un remate de derecha abombó las redes en el 2’.
La apatía tibaseña fue tal que David Ramírez se dio el lujo de perdonar desde el manchón blanco en el 23’, luego de la falta de Christian Reyes sobre el propio Ariel.
Del segundo tiempo poco que decir. Mucho de nada; un ir y venir de la pelota en los pies de los saprissistas. No obstante, sin tanta dinámica, profundidad ni agresividad para golpear.
Más allá de que la S no tuvo a Alexander Robinson y Henrique Moura por dolencias, Joseph Mora por decisión técnica y Johan Venegas por sanción, esto no les da el perdón por una presentación tan agria.
A las puertas del descenso
Liberia no podría estar más complicada con los problemas de descenso, los números para perder la categoría son todos suyos y luego de la derrota frente a Saprissa el problema no parece tener ninguna solución.
Los liberianos no solo son últimos con 10 unidades menos en la tabla acumulada, sino que juegan a nada, navegan a la deriva y carecen de armas para lograr lo que es una verdadera misión imposible.
A la precaria situación económica y los reiterados atrasos salariales de casi seis meses se suma que la presión los ahoga, el plantel se ve desalmado y cada vez que se presentan suman más frustraciones.
A la distancia que tienen con Cartaginés (penúltimos) hay que agregarle que registran un partido más y no se ve por dónde logren ganar duelos.
Luego de 34 presentaciones totales registran cinco victorias, cinco empates, 24 caídas, 32 tantos a favor, 82 en contra y un rendimiento del 20%.
Los números son contundentes y hay poco que agregar: los pamperos están a las puertas de perder la categoría.