Pudo ser un juego menos holgado, pero Saprissa supo resolver en momentos claves y llegará al clásico impulsado por los goles que le costó encontrar antes.
Los morados tenían tres partidos con apenas dos goles e incluso ante Cartaginés se fueron en blanco. Pero este martes sucedió todo lo contrario, lo dice el contundente triunfo de 4-0 sobre Jicaral.
La S se presentó en la Cueva con tres ausencias en su once: la supremacía de Kendall Waston en las áreas (por sanción), el manejo de Mariano Torres (en banca) y la claridad de Christian Bolaños (lesionado).
Finalmente ninguno hizo falta, primero por la capacidad del Saprissa para resolver con rapidez, así como las facilidades concedidas por parte del visitante.
Kevin Espinoza suplió la baja de Waston, y aunque Jicaral no lo exigió demasiado, pasó su primera prueba.
Además, dentro de esa noche perfecta destacaron dos futbolistas: Michael Barrantes y Jimmy Marín.
El mediocampista, veterano de mil batallas, volvió a convertirse en el guía de su equipo.
Probablemente usted también perdió las ocasiones en que hemos hablado de esta forma sobre Barrantes, pero el futbolista lo sigue provocando.
Muchas veces sucedió la interrogante de cuánto tiempo le queda vistiendo la camiseta morada y la respuesta la da en cancha.
Previo al torneo, cuando extendió el contrato por seis meses más, Ángel Catalina lo dijo: el día a día determinará si habrá otra renovación. Por ahora podríamos adivinar la respuesta.
Pero no pensemos en el futuro, sino en el presente, en la influencia del volante durante un partido que rápidamente se inclinó por completo hacia el color morado.
Jicaral nunca apareció en el partido. Lo intentó sí, cuando el técnico Martin Arreola hizo los primeros cambios apenas en el minuto 32, poniendo en manifiesto lo mal que la pasaba el club puntarenense.
Wálter Chevez y Jorge Alejandro Castro lograron algo de presencia en la ofensiva jicaraleña, sin ser suficiente como para provocar algo más que un susto.
Desde el minuto uno Saprissa ya estaba arriba en el marcador, gracias a un tiro libre potente, con el sello de Barrantes.
Nada pudo hacer Alejandro Gómez ante el ligero desvío de su defensa. A partir de ese momento se escribió el resto de la historia.
Los tibaseños ganaron confianza y con su rival sucedió todo lo contrario.
Tuvieron libertad para jugar en el medio campo, con Barrantes como la brújula, hicieron transiciones rápidas y, además, explotaron los regalos de Jicaral.
El segundo y tercer tanto cayeron en parte por esos gruesos errores.
Marvin Angulo cobró un tiro de esquina y la presión de Jimmy Marín hizo efecto, porque su marcador (Luis Fallas) terminó por meter el balón con la espalda. Eso sí, por ahora los registros de la Unafut lo dieron como gol del saprissista.
Sin siquiera 20 minutos en cancha, ya Mauricio Wright podía estar seguro de que sus dirigidos volverían a la victoria.
Generó otras ocasiones de cara a gol, varias con pases filtrados, incluso con la participación de Jaylon Hadden, quien le mete presión a su entrenador para decidir si en el clásico juega él o David Guzmán.
Para la segunda mitad la única duda era si el marcador sería más amplio y el mismo Jicaral se encargó de dar la respuesta rápidamente.
Otra vez apareció la celebración morada cuando apenas calentaba el juego (46′), cuando Marín aprovechó una pésima salida del defensor William Fernández.
Esta vez Saprissa volvió a descansar en la tranquilidad de sus variantes, muchas de las cuales antes eran estelares.
Jimmy, afectado por la covid-19 días atrás, se ha convertido en el hombre gol (cinco en total).
El 4-0 tuvo fue la confirmación de la gran noche de Barrantes, con un pase filtrado a Ricardo Blanco (53′).