Saprissa volvió a perder. El cuadro morado luce sin alma, ni siquiera tiene suerte y cada jornada que pasa da la impresión de estar sin vida.
A este Saprissa se le puede creer cada vez menos en esa posibilidad que da su ADN, de nunca darlo por muerto; al menos a este equipo parece que esas frases le quedan gigantes y su clasificación luce prácticamente como una gesta. Matemáticamente los morados tienen chance, pero anímicamente y futbolísticamente en cada juego demuestran estar sin posibilidades.
La S cayó ante un Santos que fue superior en idea, en táctica y en ambición.
Luis Paredela, que tenía más de dos meses de no jugar, se notó deseoso de demostrar, Javon East fue un dolor de cabeza para el adversario y Josimar Méndez fue un eje para que su equipo ganara el medio del campo sin problema.
Por su parte, el Monstruo entró con una alineación bastante alternativa: Christian Bolaños ni siquiera viajó y Aarón Cruz en el banco, entre otras ausencias importantes. Probablemente, el DT pensó en el clásico nacional del próximo miércoles, pero ese partido lo que puede significar es el último suspiro de un equipo que en este campeonato no ha existido.
De Saprissa futbolísticamente hay poco o nada que decir, de hecho sus jugadores fácilmente se salen del duelo, rápidamente pierden las casillas y terminan peleando con los rivales. Pasó ante Herediano con Wálter Cortés y ahora fue con Gerald Taylor; los jóvenes están demostrando que la presión los está matando.
A Santos le fue suficiente meterle muchas ganas y algo de dinámica en la ofensiva para causar que Jeaustin Campos reventara una botella de agua contra la banca y los tibaseños se salieran de control.
Los yerros saprissistas siguen siendo mayúsculos, por ejemplo el penal de Ricardo Blanco sobre Javon East que costó el 2 a 1 fue infantil y sin gracia.
Saprissa ya tiene seis jornadas sin conocer la victoria, además de que suma tres derrotas consecutivas y el clásico está a la vuelta de la esquina.
La identidad quedó atrás porque los saprissistas ni siquiera han repetido un sistema táctico y menos una idea de juego.
Cuando el plantel de Campos logra marcar diferencia es por algún chispazo individual, como el que tuvo Andy Reyes para conseguir un penal. Solamente eso fue Saprissa ante Santos.
Bien lo dijo Ariel Rodríguez cuando finalizó el partido: ‘las palabras se quedan cortas’. La afición morada ya no aguanta más desgaste, más frustración, más tristeza y el camerino ya lo está sufriendo.
En el terreno se ve a algunos jugadores con cierta vergüenza deportiva, intentando marcar diferencia con ganas; pero ni siquiera eso está alcanzando para salvar los resultados. No hay suerte, tampoco alma.
Sobre el cierre en Guápiles celebraron a más no poder, los santistas con el regreso de Paradela ganaron a ese socio que tanto extrañaba East, pero el cubano llega tarde al torneo y difícilmente a los santistas les alcanzará para meterse en semifinales, pero sí enterraron más a los morados.
Saprissa está a la deriva, Saprissa no tiene norte... Saprissa tiene un horizonte bien nublado y no parece encontrar una luz en el camino que evite un fracaso que cada vez agarra más forma y aumenta el tamaño del impacto que puede generar en las tiendas del equipo que vive de decir que es el más ganador de Costa Rica, porque su actualidad es para olvidar.