Un buzo verde resalta sobre la piel morena del hombre que está al otro de la barra, en el rincón de un jardín en cuyas paredes aparecen fotografías, trofeos y pergaminos que testimonian su trayectoria.
Leroy Sherrier Lewis, técnico de 50 años de edad, suelta la carcajada a veces, guarda silencio en otras o baja la mirada cuando por su memoria pasan chispeantes recuerdos de una buena época.
Hoy nuevamente sin equipo, al renunciar a Limón, el pequeño exjugador de Limón y Uruguay de Coronado se impacienta al estar inactivo, al quedar fuera del banquillo y al mantenerse con los pies fuera de la cancha.
Su conversación con La Nación no tuvo censuras. Habló de su experiencia con el cuadro porteño del Atlántico, sus opiniones de la dirigencia del futbol, jugadores, colegas y el campeonato actual.
--¿Qué pasó en Limón?
--Patrón, no funcionó. Todos los acuerdos tomados en el seminario para hacer de Limón un equipo de primera división en segunda no se iniciaron.
--¿Salió por no soportar la presión de la afición y dirigentes?
--No. Los acuerdos de integrar comisiones no funcionaron. Solo una lo hizo y fue la de nosotros. Allí queda un grupo de 30 jugadores con gran futuro y de riñón limonense.
--Mis informes son otros.
--Los motivos principales fueron los que te dije. Hubo otros como el de un directivo que apostaba hasta en los minutos en que se iba a hacer un cambio y la persecución de un personaje, que no es limonense, y que añora dirigir a Limón.
--¿Qué otros problemas?
--El tener un equipo en que los jugadores claves llegaban cansados a los entrenamientos por trabajar horas extras en el muelle. No se le puede exigir a un equipo que tiene salarios máximos de ¢50.000 y en el que la mayoría trabajan.
--¿Por qué aceptó ir a Limón?
--Fui con la esperanza de hacer un buen trabajo y porque salí muy entusiasmado por la conclusiones del seminario en el que se analizó qué se iba a hacer con el equipo.
--Hablemos de otros temas... ¿Se devalúa Lewis al aceptar misiones que terminan en fracasos...?
--No soy el colón que se deprecia. Yo soy como el dólar. Me mantengo estable y puedo ser gastado por cualquiera. El hecho de que las cosas no salgan no me quita lo que valgo.
--Y ¿cuánto vale Leroy?
--Ya te dije; soy como el dólar. Sé lo que es la gloria y sé lo que es estar abajo. Podría ser un entrenador bueno con jugadores buenos, pero no podés triunfar donde no te aportan muchas cosas.
--¿Cuándo verá la luz?
--Pienso como Isaac Felipe Azofeifa: Siempre que se pone más oscuro es cuando amanece, y creo que, así como llegan los malos momentos, llegarán también los buenos. Toda mi vida ha sido difícil y esto no es la excepción, sobre todo porque yo me he buscado estos problemas al aceptar trabajar así.
--¿Se arrepiente?
--No; porque no soy una persona calculadora. Si fuera así, me hubiera quedado quieto después de que entrené a Uruguay de Coronado.
--¿Se desespera por estar fuera de la cancha?
--Cuando no estoy sobre ella, me impaciento. Mi trabajo en la aduana me ayuda mucho. Salgo y comienzo a analizar partidos, equipos y todo lo que está pasando en el futbol nacional.
--Su opinión sobre la FEDEFUTBOL.
--Federico Vargas (expresidente federativo) fue un mal jugador porque no supo jugar las cartas necesarias y adecuadas. Había cosas más importantes que ir a buscar el poder, y Federico, como buen político, busco el poder y fracasó.
--La asamblea de clubes...
--Son los llamados a manejar el futbol porque los clubes son los que aportan dinero, jugadores y salarios. Ellos tiene que saber qué van a hacer con su patrimonio.
--La Selección nacional...
--En la Selección tienen que estar los mejores jugadores y debe ser dirigida por un técnico nacional. Lastimosamente, cuando se produjo la limitación para escoger jugadores, el entrenador nacional, mi buen amigo Toribio Rojas debió haber renunciado, pero él (Rojas) se acomodó a la situación.
--Un comentario sobre el arbitraje.
--El arbitraje nacional es bueno y honesto, pero ya no podemos seguir con árbitros que cursaron hasta sexto grado. Es necesario capacitar al árbitro porque no se le pueden dar partidos de ¢30 millones a personas que no cuentan con capacidad.
--Asociación de futbolistas...
--El jugador costarricense en los momentos difíciles se esconde y se agacha porque no es capaz de asumir posiciones radicales en el futbol. Se integran para protegerse como los sindicatos, pero llegan cada jornada a volarse patadas.
--¿Y de los llamados apoderados de jugadores?
--Qué bueno que toca este tema (carcajada). A esos que se llaman apoderados de jugadores solo les interesa su porcentaje. Ellos no se ocupan por conocer en qué condiciones va el jugador al extranjero. No analizan previamente si el jugador se puede ambientar a su medio (carcajada). Aquí los apoderados de jugadores son abogados que deberían estar en su despacho, excantantes que deberían volver a su vidas bohemias, exmasajistas que deberían volver a los ungüentos.
--¿Quién sería para usted un apoderado?
--Aquí en Costa Rica solo hay uno y lo pongo a él porque jugó futbol y sufrió las calamidades de futbolista. Se llama César Hines, hoy abogado. Hines fue capitán de selecciones nacionales y equipos y además conoce los problemas. No lo van a rodar.
--Qué le dejó la primera vuelta del campeonato.
--Dos sorpresas: Carmelita y Belén. Belén practica el mejor futbol y cuenta con un buen respaldo empresarial.
--Decepciones...
--Herediano y San Carlos y el poco espectáculo que brindan Saprissa y Alajuela.
--Futbolistas...
--Resalto a dos: Froylán Ledezma y Carlos Wanchope. Ledezma, si él quiere, puede llgar a ser un jugador con buen futuro, y Wanchope está demostrando lo que sabe y respondiendo a aquellos que lo trataron mal en el pasado.
--Y ¿qué hará Leroy Lewis?
-- Esperar. Quiero meterme a una gerencia deportiva o iniciar un proceso en ligas menores. Meterme a buscar jugadores como ocurrió en Limón. ¡Ah! Guanacaste era una posibilidad, pero ya tienen entrenador.