Alajuelense redondeó una temporada perfecta en el fútbol femenino, al conquistar todos los títulos que disputó. Ellas obtuvieron el Apertura en el Morera Soto, se apoderaron del Clausura en el mismo escenario y ampliaron su hegemonía al adjudicarse la Supercopa en el Ricardo Saprissa con paliza incluida.
Doce días después de que la Liga revalidó su corona y entró en la historia como el primer equipo en conquistar un cetro de manera invicta en el fútbol femenino costarricense, las pupilas de Wílmer López dieron cátedra de nuevo y humillaron a su archirrival, al imponerse 1 a 5.
Las jugadoras de la Liga dominaron el partido a placer y se convirtieron en una máquina de hacerle goles a Saprissa FF. El marcador refleja lo que pasó en la cancha y hasta en las gradas, porque había más afición rojinegra que morada.
A pesar de los esfuerzos de Carolina Venegas y Catalina Estrada, la superioridad de Alajuelense fue más que evidente desde el arranque de una Supercopa marcada por la polémica, porque no se efectuó en una sede neutral, porque se optó por un sorteo para definir la localía a pesar de que la Liga ganó los dos campeonatos y que para rematar, estuvo a nada de jugarse sin afición.
Fueron más de 1.000 personas las que finalmente compraran su entrada y presenciaran el show que montó la Liga en la casa del Saprissa.
Porque en realidad eso fue, un espectáculo cargado de goles. Natalia Mills volvió a ser una pesadilla para Jeimmy Umaña y para Diosa Barrett. La panameña hacía y deshacía.
Al igual que una insaciable María Paula Salas, que si en el último partido de la final se lució con un triplete, esta vez marcó cuatro de los cinco tantos de las leonas en la Cueva, sin omitir que en el gol de Viviana Chinchilla, ella fue quien la asistió.
Es decir, en los últimos dos partidos entre Alajuelense y Saprissa, la atacante de 19 años convirtió siete tantos. Y esa cifra en clásicos se hace mucho más pesada.
Saprissa FF no ha podido contra el poderío de las rojinegras. Las pupilas de Jose Rodríguez perdieron los dos partidos de la final; pero lo sucedido en la Supercopa fue algo que jamás pensaron en el bando morado.
Las tibaseñas no contaron con Katherine Alvarado por la expulsión en la final, pero es que ese equipo no se puede desplomar por la ausencia de una jugadora.
Alajuelense tampoco contó con una de sus futbolistas más regulares, porque Lixy Rodríguez se lesionó, según indicó Wílmer López. Sin embargo, Valery Sandoval la suplió bien.
Las emociones empezaron prácticamente desde el arranque, con las incursiones de Natalia Mills y el cántico del tradicional ‘Ole, ole, ole, ole...’, a cargo de la afición rojinegra cada vez que las leonas paseaban el balón y deleitaban con su juego ofensivo.
Fue en el minuto 13 cuando empezó la lluvia de goles manudos en Tibás, cuando Mills le robó el balón a Jeimmy Umaña y María Paula Salas convirtió su primer gol de otra noche brillante para ella y para sus compañeras.
Salas anotó de nuevo en el minuto 25, asistida por Viviana Chinchilla y esa fórmula surtió efecto de nuevo en el minuto 46.
En el 48′, Salas asistió a Chinchilla y en el 53′ el pase gol se lo puso Gabriela Guillén a la matadora rojinegra. Saprissa FF consiguió el gol de la honra, con un tiro libre de Yomira Pinzón, a tres minutos del final.
Las leonas de Wílmer López lo ganaron todo en 2021. Lo ocurrido en la Supercopa es el reflejo de lo ocurrido durante la temporada.