Rónald González organizó una gira a Costa Rica para que su equipo, el Comunicaciones, se midiera con Alajuelense, Saprissa y Herediano, como parte de la preparación para el torneo venidero. No se pudo, FIFA suspendió a la federación chapina y a sus afiliados de disputar partidos, incluso amistosos, ante organizaciones que pertenecen al ente.
Este es un ejemplo muy básico de la catástrofe futbolística que vive Guatemala, que se quedó fuera de los procesos eliminatorios Sub-17 y Sub-20, del torneo clasificatorio de futsal y fútbol playa, de la Copa Uncaf y la Copa Oro, de la Liga de Clubes de Concacaf y ahora podría, en los próximos dos meses, quedar automáticamente fuera del mundial de Qatar 2022. Una pesadilla.
El 28 de agosto del 2016 inició la catástrofe. Una condena que mezcla las pésimas decisiones de la asamblea de la Federación y la burocracia política.
Después del escándalo de corrupción conocido como FIFA Gate, en donde se vio involucrado el expresidente de la Federación chapina Bryan Jiménez, la FIFA nombró una comisión normalizadora para fiscalizar el rumbo del ente chapín.
La asamblea, conformada por presidentes de las ligas y los clubes de Primera, se negó a cumplir las peticiones de esta comisión, lo que empezó a aumentar la tensión.
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Al mismo tiempo, FIFA le ordenó a esta asamblea que aprobara el cumplimiento de los nuevos estatutos establecidos como parte de los requisitos para remover el castigo.
Entre ellos estaba la conformación de un Comité Ejecutivo con cierto número de miembros y algunos otros aspectos jurídicos.
Estas nuevas reglas chocaban con los establecidas por la Ley Nacional del Deporte, por lo que el cambio en los estatutos tuvo que pasar por la asamblea legislativa de Guatemala, que se ajustó a las peticiones de FIFA y los aprobó.
Sin embargo, cuando la Asamblea de la Federación de Fútbol se disponía a aprobar los estatutos, intervino la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG), el órgano del gobierno que fiscaliza a todos los deportes (similar al Icoder en Costa Rica).
Elllos aducieron que algunos puntos mencionados en los requerimientos de FIFA chocaban con lo ya establecido en la ley, por lo que no se podían cambiar.
FIFA, al ser una organización privada, no iba a variar sus estatutos, por lo que Guatemala debía ajustarse a lo ya definido en todo el planeta.
Como si no fuera suficiente el embrollo, la CDAG tomó una decisión unilateral de destituir a la Comisión normalizadora que había nombrado FIFA y elegir una propia.
De inmediato FIFA se cansó, removió su comisión normalizadora y suspendió a Guatemala hasta que cumpla con los estatutos.
Como suele ocurrir, el proyecto de modificación no avanza en la CDAG y Guatemala tiene hasta marzo para cumplir los requerimientos de FIFA, recibir la aprobación y que este órgano les quite la suspensión para inscribirse en el torneo de Concacaf.
¿Qué pasa sino lo hace? En el nuevo formato eliminatorio se determinó que con base en la Liga de Naciones de Concacaf, se definirá el ranquin clasificatorio del área para la ruta mundialista venidera.
Esto significa que si Guatemala no participa en este certamen, quedará fuera del Mundial de Qatar, sin jugar un solo partido de la fase clasificatoria.
El estancamiento en Guatemala es evidente. A Rónald González le sorprende el presente chapín, tan oscuro para las promesas que se asoman y no encuentran en la Selección Nacional una vitrina para mostrarse.
El estratega tico asegura que en el país centroamericano hay talento de sobra para desarrollar procesos exitosos, pero los jóvenes no tienen dónde ganar roce internacional.
El Comunicaciones tampoco pudo jugar el último torneo de clubes de Concacaf, por el impedimento de la sanción de FIFA.
El destierro es tal, que la selección de fútbol ni siquiera pudo disputar los últimos Juegos Centroamericanos de Managua, pues el país centroamericano es invisible en el fútbol hasta para el Comité Olímpico Internacional.
El trágico presente se refleja en la ausencia de figuras de peso en el balompié internacional. Solo cuatro legionarios, la mayoría de ellos formados desde niños en academias de Estados Unidos, que luego saltaron a la MLS.
En los banquillos de Guatemala hay varios ticos. Rónald González con los cremas, Hernán Medford en el Municipal y Mauricio Wright en el Malacateco. La presencia de nacionales incrementó a causa de los buenos resultados de los últimos años.
Entrenadores ticos como González, Medford y Javier Delgado han sido campeones en distintas etapas. Wright es protagonista en fases finales, pese a dirigir un equipo modesto.
Los costarricenses conviven con una realidad muy distinta a la nuestra, en donde se da por un hecho que Costa Rica debe estar en los mundiales menores y la cita mayor.
Pese a que Eduardo Li también fue salpicado por el escándalo del FIFA Gate, lo que obligó a la Federación tica a cumplir las exigencias del ente que rige el fútbol, el caso no llegó a repercutir con tanta dureza como en Guatemala.