Resiliencia: Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Así explica el diccionario de la Real Academia Española la palabra con que identifica a Warren Madrigal la persona que quizás más lo conoce.
Warren Madrigal tiene 18 años, es entregado en el terreno de juego, incómodo para el rival, fuerte y atrevido. De hecho, afronta su primera temporada como titular en el Saprissa con una actitud como si se quisiera comer el mundo, pero esto tiene una explicación: es resiliente tanto en el fútbol como en la vida.
Francisco Núñez es, sin duda, un ángel en la vida de Madrigal. Desde muy pequeño, lo trató como si fuera un hijo propio. Lo mantuvo a mecate corto cuando él lo necesitó, lo ubicó, lo apadrinó y lo trabajó hasta verlo hoy en día en el estadio Ricardo Saprissa.
Warren comenzó en el fútbol gracias a que Francisco lo conoció en 2012, cuando era solo un niño que destacaba como portero en las calles de Paso Ancho.
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“Warren es como un hijo para mí; él me ve con mucho respeto, trato de aconsejarlo día a día más allá de la parte del fútbol. Todo comenzó en la Escuela Ricardo Jiménez Oreamuno, en San José centro. Yo trabajé en esa escuela.
“En ese tiempo él tenía como nueve años y nos comenzó a ir muy bien deportivamente, pero resulta que Warren era mal portado y yo lo quería sacar del equipo hasta que un día me tocó viajar con una maestra de él y me explicó un poco el contexto en el que él se desarrollaba y ahí más bien yo comprendí”, dijo Núñez.
“Ese momento fue un golpe de agua fría. Si yo lo sacaba del equipo lo tiraba a la calle. Esa conversación que yo tuve con la maestra de él fue como un llamado a la conciencia (...). Desde ese momento yo lo comencé a jalar, hablé con el papá y lo llevé a entrenar a Belén”, agregó.
El hoy saprissista enfrentó en su niñez y adolescencia situaciones difíciles, complejas, al punto de que Francisco prefiere no profundizar, pero destaca la capacidad del volante morado para no decaer, para seguir, para no rendirse, pese a que la adversidad se veía más fuerte que él.
El fútbol fue un gran aliado del juvenil, sobre todo porque lo mantuvo ocupado, lo llevó a otro mundo y lo hizo soñar como pocos, ante una situación familiar muy adversa. De hecho, el jugador desde pequeño tenía entre ceja y ceja estar en Primera División.
“Warren llega a Belén y me dice que ya no quiere atajar, y cuando vemos ahí comienza a verse super bien de delantero. Él siempre le anotó a Saprissa y empezó a mostrarse. Sí tuvimos la necesidad de acuerparlo mucho por todo el contexto en el que se desarrollaba, pero lo fuimos sosteniendo entre el papá y yo”, recordó.
Francisco salía con Warren desde tempranas horas y volvía hasta entrada la noche, con tal de garantizarse que el deporte fuera el escape de “muchas cosas malas”.
“Se le apoyó mucho, hubo apoyo económico, pero lo vital fue el apoyo emocional. Yo lo corregía, yo le pedía dirección y guía a Dios para llevarlo. Le hablaba y aconsejaba sobre qué cosas no eran las mejores para la vida de ellos, porque siempre consideré que el fútbol es una herramienta para la vida”, profundizó.
En el cuadro belemita, el niño empezó a llamar la atención de los equipos grandes: Saprissa, Herediano y Alajuelense, pero no se fue a ninguno hasta que a los 13 años sintió el deseo de vestirse de morado.
“Él fue, hizo prueba y lo dejaron. En ese momento no preciso quién era el entrenador; en la época de Paulo Wanchope de gerente deportivo fue que él llegó a Saprissa”, indicó Francisco.
En el cuadro morado, el mediocampista retomó los estudios y sacó el noveno año en un CINDEA. En su entorno esperan que pronto celebren la obtención del bachillerato.
Con respecto a lo deportivo, Warren hizo todo el proceso menor en el Monstruo hasta que en el torneo pasado fue cedido a Sporting, donde encontró regularidad y se sintió muy cómodo.
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“Yo le voy a ser honesto: todo el entorno de Warren quería que siguiera en Sporting, pero Saprissa se paró y dijo: ‘Jeaustin lo quiere ver’ (...). Entonces, yo tuve que sentarme y decirle a Warren que no hay marcha atrás. El contrato de préstamo se acabó. Le dije: ‘Vaya con la mentalidad de ser titular y las metas tienen que ser altas, recuerde que cada vez debe exigirse más’”, explicó el padre deportivo de Madrigal.
Pero, ¿cómo un joven que tenía todo para perderse en el camino hoy está peleando por ser titular en el Saprissa?
“La cualidad de él es que ha sido muy resiliente,. Algunos dirán constancia, determinación; pero yo creo que es eso, su resiliencia es impresionante”, concluyó Núñez.