La primera ganancia de Saprissa fue celebrar ante Alajuelense, que por consiguiente, vivió lo contrario. Pero el resultado del clásico nacional va más allá de un marcador.
El partido entre morados y manudos siempre deja algo que supera las bromas entre unos u otros aficionados; este no fue la excepción.
Los morados salieron con tres puntos, golearon, sacaron ventaja para dejarse el liderato en solitario e hirieron a un rival directo.
Esos son tan solo cuatro consecuencias después del 3-1, mientras que la Liga ahora debe estar haciendo recuento de daños.
Pero Saprissa también obtuvo otros efectos positivos, como la reconciliación de Johan Venegas con la afición y el regreso de la mejor versión de Marvin Angulo.
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Aunado a eso, los tibaseños consolidan la idea de juego de Vladimir Quesada, quien demuestra ser un técnico ofensivo, evidenciado en sus cambios durante el clásico. No apostó por meter el ‘candado’ para cerrar el juego, como solía suceder en torneos anteriores.
El triunfo contundente le da respaldo al nuevo entrenador morado y hace todo lo contrario con el manudo Nicolás Dos Santos, quien dejó serias dudas en su lectura cuando se vio contra la pared.
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Cuando debió salir Esteban Marín, optó de nuevo por bajar a José Miguel Cubero, y aunque él lo ha hecho bien como defensor, eso provocó un hueco en la media cancha que fue incapaz de tapar con Pablo Gabas.
Por su parte, Quesada hizo variantes en la alineación titular que le dieron frutos, pero además, le proporcionaron herramientas para el futuro. No fueron exigidos, pero Joseph Mora y Jordan Smith sacaron la tarea en el duelo más importante hasta ahora.
En esa misma línea, la S aprovechó para darle los primeros minutos a Christian Bolaños, quien llegó a reforzar al club como un fichaje de lujo.
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El volante acepta no estar al 100%; sin embargo, esos pequeños momentos le caen perfecto al equipo y a él ante una dura competencia interna.
“Entre más calidad haya, es mejor, el grupo se hace más fuerte. La competencia es muy leal y estamos luchando por los objetivos grupales”, apuntó Bolaños.
Al otro extremo está la Liga, que con sus nuevas figuras estaba sintiendo tranquilidad. El domingo quedaron debiendo muchísimo.
Los hondureños Luis Garrido y Alex López pasaron desapercibidos, restaron más de lo que sumaron y ahora habrá que esperar otro partido de alto calibre para medirlos.
De Róger Rojas tampoco hubo mayor noticia, y aunque el delantero peleó algunos balones, cuando encontró una ocasión de gol no fue fino para siquiera estar cerca de celebrar.
“Se habla mucho de los hondureños, pero la Liga no es solo de nosotros, es de todos, tomamos la presión con responsabilidad, pero la responsabilidad es de todos”, opinó el catracho tras el clásico.
A esas incógnitas también se suman otras consecuencias del mal día manudo: se volvió a lesionar Esteban Marín (en la primera fecha también salió golpeado) y Cristopher Meneses recibió tarjeta roja, por lo que al menos estará un partido fuera.
Tampoco mostró un banquillo de suplentes con suficiente profundidad como para cambiar la historia del duelo.
Allen Guevara no marcó diferencia, Yuaycell Wrigth pasó desapercibido. Además, Darío Alfaro parece no tener la bendición de su técnico y el joven Daniel Villegas no fue tomado en cuenta pese a sus buenas presentaciones.
Todo eso se resume en pérdida de confianza, porque cuando la Liga ya se estaba sintiendo cómoda, el archirrival lo devolvió a la realidad.
“Nos golpea mucho (la derrota), porque veníamos muy ilusionados, en alzada. Nos golpea porque veníamos haciendo bien las cosas y queríamos ganar el clásico”, analizó el zaguero Kenner Gutiérrez.
El clásico marca más que un triunfo y las siguientes jornadas dirán cuánto terminó incidiendo en el futuro de cada uno.