Es hasta ahora cuando el rostro de Enrique Morúa se hizo más visible ante el liguismo, por explicar junto a Fernando Ocampo los detalles de la cancelación de las deudas del club.
Según el presidente rojinegro, el tesorero de Alajuelense es “el genio del Excel” y una persona vital para la reestructuración financiera del equipo.
“Yo tengo alrededor de dos años en la institución, yo llego a la Liga por medio de la comisión de estadio que se forma en una asamblea. Rodrigo Van der Laat me lleva y en la comisión empiezo a generar ideas”, recordó Morúa.
Luego lo invitaron a que fuera un asesor de la Junta Directiva y en la elección pasada fue elegido como tesorero.
Morúa dice que ese puesto ha sido un proceso de aprendizaje y está muy agradecido con el presidente por haberlo tomado en cuenta.
“Hay gente que habla, que cómo hace la Liga para pagar las deudas y todo, a mí sinceramente lo que me da a entender es que no tienen idea de cuál es el rumbo, o hacia dónde ir. Yo entiendo que es difícil que un modelo de asociación deportiva, que es un modelo realmente obsoleto en el mundo del deporte, haya podido lograr esto”, relató.
Y agregó: “A todo el mundo le gustaría ser una asociación deportiva. ¿A quién no le gustaría ser el dueño de su equipo? Pero muchas veces, ese modelo de asociación deportiva se administra mal, se hace un cúmulo de deudas, llega un punto en que hay que buscar un inversionista extranjero y al final hay que vender la institución”.
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Pero ese no es el caso de Alajuelense y considera que el liguismo hoy debe sentirse orgulloso de ver que la institución es una asociación deportiva que en media pandemia logró pagar sus deudas y se enfila a más proyectos para el futuro.
A Morúa le tocó actuar más con la razón que con el corazón, siempre con la calculadora en mano y eso implicaba decir no a una propuesta de contratación planteada por el gerente deportivo Agustín Lleida, algo que ha pasado en varias ocasiones.
Él lo frenaba, porque al vigilar el presupuesto, era lo que le correspondía.
“Cuando tomé el puesto, obviamente nadie sabía que venía la pandemia, entonces me tocó una situación bastante dura la verdad, hacer esta reestructuración en la Liga es de las cosas más difíciles que me ha tocado hacer, me ha tocado aprender bastante también, pero todo lo hemos hecho siempre por el bienestar de la institución y a veces ha tocado tomar decisiones de decir que no”, explicó Morúa a La Nación.
En esos momentos cuando se abre el mercado, mientras los rumores van y vienen, unos se preocupan por quién filtra la información, otros quieren que la negociación no se caiga y él ha tenido que dejar de pensar como aficionado al poner como su prioridad el vigilar ese presupuesto de manera rigurosa.
“Uno como liguista siempre quiere tener una mejor planilla, entonces me ha tocado recibir una llamada a las 9 p. m., o 10 p. m., de Agustín y decir: ‘Mirá, tenemos tal negociación con tal jugador, ¿cómo la ves?’. Y me ha tocado decir que no. Y es muy difícil, porque uno como liguista dice: ‘Pucha, ojalá pudiera venir’. Pero siempre tiene que ser uno congruente con el puesto y siempre pensar en la institución”.
Cuando Morúa terminó su respuesta, de forma espontánea, el presidente erizo mencionó: “Quiero meter la cuchara, porque Enrique es modesto”.
“A mí a veces me toca ser mediador entre Agustín y Enrique y creo que ahí está parte de la sanidad financiera de la institución. Para uno como presidente es muy tentador cada vez que a uno el gerente le dice tengo a fulano de tal... Contrate, contrate, contrate… ¿Por qué? Porque uno muchas veces está poniendo la cara a la prensa y lo que está es afanado por los resultados, pero si no hay alguien que lleve ese control es muy fácil enredarse”, mencionó Ocampo.
Contó que muchas veces Lleida acude a él, o a otros miembros de la directiva “para ir sensibilizando a Enrique”.
“Entre todos lo vamos suavizando, pero eso es parte de ese orden financiero que hay que tener. Nosotros hoy estamos contratando lo que se puede pagar, pero no ha sido hoy. Ha sido hace unos años atrás. Antes contratábamos lo que se podía contratar, decían por qué contrataron a alguien y es lo que se podía pagar”, reseñó el jerarca.
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Aquella realidad de la Liga para fichar en 2017 por ejemplo, es muy distinta a la de hoy, con la estabilidad financiera.
“Hoy, afortunadamente, las finanzas han mejorado y se puede hacer más inversión, pero sí es un rol central y la Liga debería tener siempre un tesorero empoderado en el sentido de que el gasto puede ir hasta donde los ingresos lo permitan. A partir de ahí, no se puede hipotecar, no se puede gastar pensando en que mañana vamos a ir a la final y entonces, con la taquilla pago, porque usted no sabe si va a llegar a la final. Usted no puede presupuestar pensando en que va a tener tantos ingresos de taquilla, porque se le puede venir la pandemia”, detalló.
Sin depender de taquillas. Ocampo reiteró que una de las decisiones más sabias en Alajuelense y que le permitió defenderse de la crisis por la covid-19 fue bajar a menos de un 20% la dependencia de taquillas en el presupuesto de la Liga.
“Antes era un 40% o un 50%. Hoy, trabajamos con lo que podemos. Cuando presentemos el estadio, van a ver que tenemos que llegar a un número antes de que empecemos a construir y mientras no lleguemos a ese número, ahí nos vamos a quedar. Yo creo que vamos a llegar muy rápido, pero de eso hablaremos con detalle el 8 de abril”.
El presidente manudo reiteró que la Liga opera con los recursos que genera, lo cual es la clave para no sobregirarse.
“A un montón le gusta hablar un montón de paja. Yo quiero reiterar que los informes de tesorería, los informes de presidencia están ahí, cada año. Se le envían a los asociados y automáticamente se hacen públicos. Ahí está el detalle de las deudas, de los pagos, de las contingencias y que hoy afortunadamente nos permiten dormir con mucha tranquilidad”.
Sigue el control. Ahora que Alajuelense no tiene deudas, la política de respetar el presupuesto se mantiene, porque es la manera correcta de evitar los problemas económicos.
Eso significa que la política de contratación se mantiene.
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“Tiene que estar asociado a la balanza comercial de ingresos y salidas de dinero del club, puede que ya hayamos hecho una venta previa en la cual tengamos un fondo para contratar a un jugador. No necesariamente tiene que ser que hoy salga un jugador y mañana contratamos al otro. Pero sí tiene que haber un balance anual que dé positivo para que podamos hacer las contrataciones que se quieren”, subrayó Morúa.
A pesar de decirle ‘no’ a Lleida, entre risas dijo que la situación nunca ha pasado a más. De hecho, ellos son amigos, pero cuando está esa discusión, cada uno defiende los intereses de la Liga desde su área, uno en la económica y otro en la deportiva. Pero al final, todos entienden que es por el club y que todo va de la mano.
“Enfrentamientos nunca, por dicha en este club tanto Agustín como la mayoría de personas son personas con las que se puede razonar y hablar y negociar. Y créame que de mi parte cada vez que se quiere traer a un jugador hacemos todo lo posible porque se dé y más bien buscamos mecanismos y estrategias para lograrlo. Creo que hemos hecho una buena sinergia con Agustín”, exteriorizó Morúa.
Un ejemplo claro es el de Marcel Hernández, porque Alajuelense llevaba tiempo de quererlo, pero fue hasta que se dio un movimiento que logró comprar la ficha del hombre que hoy marcha a la cabeza del goleo en el Clausura 2021.
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“La Liga siempre había querido a Marcel, pero no tenía el sustento económico para traerlo. Se nos dio esta oportunidad, se hizo ese préstamo con opción de compra de Jonathan Moya y pudimos tener los fondos para traer a Marcel”, finalizó Morúa.
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