Puntarenas es su pueblo, el estadio Lito Pérez fue como su patio de juegos y el Puntarenas FC es el equipo de sus amores; justo en el que debutó en el 2012 y del que es el goleador histórico. Si hay alguien que puede reflejar el sentimiento de los porteños al volver a la Primera División, es sin duda alguna Daniel Quirós.
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Quirós tenía un gran anhelo: estar en cancha y llevar a su club a la máxima categoría, luego de ocho años en la Liga de Ascenso. El atacante nunca antes estuvo en una final, incluso, la anterior se la perdió por lesión y es por esto que para el duelo de vuelta ante Carmelita tomó la decisión de jugar a toda costa, sin importar las consecuencia físicas al estar de nuevo con una dolencia. Para él, lo único que valía era vivir el ascenso en el terreno de juego y disfrutar desde ahí con sus fanáticos.
“Estoy lesionado, no estoy ni a un 10% de lo que puedo dar, pero pararme en la cancha fue lo más lindo y lo más importante para mi carrera. Nunca había estado en una final y mucho menos ganarla. Se me han presentado oportunidades de jugar una final, pero por cosas del destino no lo había logrado, sin embargo, ya todo quedó atrás”, comentó el delantero.
Lleno de lágrimas, con las voz cortada por ese sentimiento tan profundo que afirma no puede explicar, el atacante dedicó el campeonato a todos esos vecinos que día a día se topaba al caminar unos cuantos pasos para ir al estadio o hacer cualquier compra en su amado Puerto.
“La gente sabe lo que este equipo significa para mi. No puedo ni explicar lo que es crecer tan cerca del estadio, vivir todo para llegar a debutar con este equipo y jugar con esta camiseta es increíble. Cuando salgo de mi casa la gente siempre me dice cosas y ahora va a ser espectacular levantarme mañana salir y saber que estoy en Primera División con este club”, dijo llorando desconsolado.
Daniel también jugó en el Cartaginés, Santos de Guápiles y Guadalupe en la Primera y con Jicaral en el Ascenso, pero volvió a su querido PFC, donde conocía cada espacio del estadio y todos saben muy bien quién es él, ya que cuando era niño su madre era la encargada del mantenimiento del reducto chuchequero.
Quirós marcó nueve tantos para los porteños en el presente certamen y fue uno de los encargados de levantar el añorado título que los pone de nuevo en la máxima categoría. El ariete afirma que este es el máximo logro en su carrera y a sus 29 años se siente realizado de ser parte del plantel que consiguió el objetivo de toda una provincia.
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“Tengo demasiados sentimientos por esto que logramos, apenas empiezo a hablar y me pongo a llorar. Pasé semanas sufriendo, nadie sabe la cantidad de lágrimas que derramé en estas dos semanas anteriores, porque temía perderme otra final más. Ya me había perdido la final anterior y creí que en esta tampoco estaría por la lesión, pero Dios me dio la oportunidad de al menos pararme en la cancha, porque mi sueño era jugar una final con este equipo y ganarla”, finalizó.