—¿Qué lo lleva a decidir hacerse cargo de Jicaral Sercoba en la Liga de Ascenso?
—Para los que han pensando que yo me cuido (tomando solo equipos en condiciones favorables), les puedo decir que soy una persona de retos. Fui campeón cinco veces con el Saprissa, dirigí al Bayamón de Puerto Rico, a las selecciones de ese país, al Pérez Zeledón y el Cartaginés. Tengo una trayectoria importante y no estoy para cuidar reputaciones. Vengo a Jicaral porque a Roy (Barrantes) lo considero mi amigo, es una persona honesta en el fútbol nacional, a la cual le ayudamos la vez pasada (asesoró al equipo en la final anterior) y me parece que tiene un proyecto importante, en una zona bonita, donde hay talento y esperamos llevarlo a buen puerto.
—¿Es un empezar de nuevo en su carrera como entrenador?
—Para nada, en lo absoluto. Yo no lo veo así. No tengo por qué empezar de cero. Simplemente estuve en un impasse, donde uno se topó con personas nocivas, pero nadie me ha quitado un brazo. En algunos momentos he tenido que tomar decisiones buenas y no tan buenas, desechar algunas ofertas. Hubo personas que hablaron cosas que no eran ciertas, intentaron desprestigiarme, pero allí está mi palmarés. Pocos lo tienen, como entrenador allí están mis atestados y son los que mandan.
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—¿Cuál es el motivo por el que su nombre se alejó de los primeros planos del fútbol nacional?
—La única barrera es la de las etiquetas. Las del fútbol de los 80, de las cavernas, donde prevalece el color, que nada tiene que ver con el trabajo o la carrera deportiva que hemos desarrollado, precisamente mi trabajo es mi carta de presentación, no necesito de recomendaciones. También está la otra barrera que soy un entrenador caro, que manejo un presupuesto elevado, pero tampoco es cierto.
—¿Pero es claro que su personalidad muchas veces afectó su relación en el ambiente del fútbol?
—La gente vive de la hipocrecía, yo no. Me considero una persona de fútbol, no un futbolero, que le anda pelando el diente a las personas y se lo comen por detrás. Tuve un gerente deportivo así y era imposible trabajar conmigo. Volvemos a las etiquetas. Con el Cartaginés dejamos de lado el Cartaguito, tuvimos un equipo en construcción que tomé en el décimo lugar y quedamos a un punto, a un gol de clasificar. Defendí al Cartaginés como siempre lo hago con la institución donde estoy, pero también con el tiempo uno va escogiendo las disputas que necesita tener con la madurez profesional que se va adquiriendo.
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—¿Siente que los problemas causados por aquellos famosos audios (donde se enfrenta con Erick Lonis) y su abrupta salida del Cartaginés le han pasado la factura?
—Parece que es un delito ser exitoso, ganar cinco campeonatos en un club. Prácticamente es una estafeta, con la cual uno es vetado por los demás. Cuando empecé a dirigir el Saprissa muchos se preguntaban cómo era posible, aún así gané cuatro campeonatos y después en una segunda parte, aunque muchos dicen que no son buenas, quedamos bicampeones. Fui el último técnico nacional que disputó una final de Concacaf ante el Pachuca, dirigimos a un equipo grande en Bolivia (Blomming), el cual clasifiqué a la Copa Sudamericana y estuvimos cerca de lograr el pase a la Libertadores. Si me quieren o no en un equipo, no es mi decisión.
—¿Después de su paso por Saprissa y Cartaginés, considera que llegar a los otros equipos grandes del país como Alajuelense y Herediano es muy difícil?
—Nunca he tenido problemas. De hecho, en un programa de radio manifesté que para mí Alajuelense está haciendo las cosas como se tienen que hacer. Están desarrollando un proyecto del cual van a sacar muchos talentos y van a dar qué hablar. El problema de Alajuelense es la tensión que tienen por el centenario, pero tienen un buen equipo para salir de la situación en que viven. En el caso de Herediano, Jafet (Soto) lo está haciendo muy bien. Es cierto que a mi amigo Hernán (Medford) no le fue tan bien en su última etapa, pero ellos están apostando por gente nueva. En mi caso estoy abierto a dirigir, como lo hice en Saprissa, Cartaginés o Pérez Zeledón.
—¿Cambiará mucho el estilo de juego de Jeaustin Campos al mando de Jicaral (debuta este domingo ante Guanacasteca)?
—Son experiencias nuevas y enriquecedoras. Debemos ajustarnos a como se juega en Segunda División, pero es un reto que me llama la atención y me motiva. Estamos acostumbrados a la Primera, donde hay mejores condiciones, no hay tanto roce y no es tan permisivo, por lo que vamos a poner lo máximo de nuestra parte para trabajar la idea nuestra y llevarla a buen puerto.
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—¿Tiene suficiente plantel para ser campeón?
—Es un bonito plantel, uno de los más experimentados en la Liga de Ascenso. Hay materia prima con la cual podemos trabajar. Erick (Rodríguez) dejó una buena base, por lo que vamos a ir poco a poco, afinando la construcción de juego para lograr clasificar a las etapas finales y las muertes súbitas para alcanzar nuestro objetivo.
——¿Cómo manejar la parte anímica de un equipo que llegó a las últimas dos finales y las perdió?
Es claro que hay un nivel de frustración porque no se logró ser campeón. En este campeonato solo uno asciende de los 17 equipos y el no lograrlo aumenta la frustración. Vamos a trabajar también la parte mental, es importante tener claro los objetivos y no ver el bosque, hay que ir partido a partido, abriendo camino para ir mejorando, elevar nuestro nivel y llegar a la final del Clausura.