Los cálculos no dirían que para clasificar en cuarto lugar, Saprissa necesita seis victorias, con derecho a solo un empate, en los siete juegos restantes (basados en el promedio de 35 puntos de los clasificados en cuarto lugar en los torneos anteriores). Ni sería tema el boleto a la segunda fase. El título o nada.
Estaría de sobra buscarle un ‘quiebrecito’ a las proyecciones matemáticas y destacar que esta vez los puntajes del campeonato, de todos los equipos, andan por debajo de otros torneos. Con un hacker no haría falta un nerdo de las estadísticas que calculadora en mano y con la camiseta morada puesta buscara el número mágico: Guadalupe es cuarto con 23 puntos... ha disputado 45... (23 dividido entre 45 por 100)... eso da un rendimiento del 51%... proyectado a las 22 fechas con 66 puntos en disputa... eso es 33,6 puntos. Al ritmo actual, 33 puntos bastarían para clasificar en cuarto lugar. Eso es: Saprissa necesitaría 17 de los 21 puntos restantes; es decir, cinco triunfos y dos empates. O seis triunfos y una derrota.
Tanto cálculo por ‘regla de tres’ estaría sobrando con el simple hackeo de la tabla posiciones. Después de todo, si realmente han vulnerado los sistemas de la Caja y Hacienda, lo del fútbol nacional debe ser pan comido.
Sería una solución inmediata, aunque cortoplacista, casi tan efectiva como haber improvisado a Mauricio Wright al final del Clausura 2021 y haber repetido la receta con Iñaki Alonso en el Apertura 2021. Los incovenientes también se repitirían, sobre todo esa postergación de los cambios urgentes, amén de un título y un subtítulo después de paupérrimos torneos que a ningún saprissista le incomodaría.
Horizonte Morado ignoraría que su equipo, a falta de medidas aplicadas a tiempo o de tino en las contrataciones, padece el mismo mal detectado por el seleccionador nacional Luis Fernando Suárez en el fútbol tico. “Costa Rica se equivocó en algo”, aseguró el seleccionador al ver que tenía a disposición dos tipos de jugadores: figuras de experiencia en el ocaso de sus carreras y jóvenes inexpertos con talento aún no forjado. Faltaban los de en medio. No habían muchos Joel Campbell (29 años), con talento, experiencia, en la plenitud de sus carreras.
Similar sucede en Saprissa, con ese vacío de figuras entre los Christian Bolaños (37 años) y Mariano Torres (34 años) y los Orlando Sinclair (24 años) y Gerald Taylor (20 años). Suárez lo resolvió en la Selección con una apuesta tan incierta como urgente, una especie de a ‘a más no haber´, redefiniendo el rol de los viejos héroes y lanzando a los jóvenes a madurar a la fuerza (cerca de una docena vivieron al mismo tiempo el debut en la Selección y el debut en elimimatorias). Suele salir mal, pero la última carta de Suárez amerita un ‘mejor, imposible’.
Saprissa también “se equivocó en algo”
Ahora, el cuadro morado tiene cuatro opciones: Primera: hacer lo mismo que Suárez, sin ninguna garantía. Segunda: gastar en fichajes que le solucionen el mal momento. Tercera: combinar las dos anteriores. Cuarta: contratar a un hacker. Ḿás fácil, ¿no?