Alajuela. Ya parece costumbre: de nuevo, Alajuelense enseñó las carencias y padecimientos que hacen de esta temporada una tortura para sus seguidores.
Solo que anoche hubo un valor agregado: sus limitaciones las enseñó a todo el continente.
Con un sonrojante 0-4 que le propinó el Colo-Colo de Chile, la Liga hizo su debut en la Copa Sudamericana. Con toda seguridad fue su despedida, porque no hay que llamarse a engaños: la Liga de estos días no está para hazañas.
Si la eventualidad de un triunfo manudo no obviaba lo dificultad de la vuelta en Santiago de Chile, el fardo de los cuatro goles en casa hacen de ese choque –el martes próximo– un asunto de mero trámite de calendario.
Lo malo no es tanto que las cosas estén tan resueltas en contra de los rojinegros en esta serie; lo realmente malo es la imagen paupérrima que ofrece el equipo, una y otra vez.
El prometedor inicio de los manudos –25 minutos en los cuales insinuó mejores cosas– fue, al final de cuentas, un espejismo.
Fue cosa de que los manudos recibieran el primer gol para que el fantasma de una eliminación rondara el estadio Alejandro Morera Soto. Lo que nadie se imaginaba era el papelón que se venía.
El juego. En ese lapso, Alajuelense tuvo un par de acercamientos que obligaron al meta de la visita, Cristian Cejas, a intervenir in extremis para evitar contrastes.
Carlos Hernández (17’) y Rolando Fonseca (22’) fueron los encargados de probar esas manos.
Fonseca fue el único delantero nato en un buen trecho del partido. Debía ser arropado por alguno de los volantes –Hernández, Rafael Rodríguez y Yosimar Arias– , pero el “7” padeció de una orfandad pavorosa.
Los volantes tampoco aprovechar los espacios que Fonseca creaba en la zaga visitante.
Esa soledad la trató de solucionar José Hernández con el ingreso de Víctor Núñez. Lo malo es que para ese entonces (63’) la Liga ya perdía y poquito después vino el derrumbe manudo.
Matías Fernández fue el encargado de abrir el tanteador para el Cacique con un soberbio golazo de tiro libre (37’).
La Liga acusó el golpe pero no se descompuso; sin embargo, a partir del segundo tanto los alajuelenses se cayeron y no hubo forma.
Entonces los colocolinos sacaron provecho de la situación, ya que se encontraron con el tesoro al final del arco iris: sin forzar máquinas ganaban el juego; sin buscarlo recetaban una paliza.
El gol de José Jerez (64’) nació de un mal despeje de Harold Wallace que llegó a los pies de Arturo Sanhueza. Su disparo lo rebotó, al centro, Ricardo González y posibilitó el remate final de Jerez.
Humberto Suazo marcó el tercero (67’), tras otro error de Wallace, que no cerró, no despejó, no se comunicó con González.
El 4-0 fue un penal –falta de Michael Rodríguez contra Alexis Sánchez– que sirvió para sellar la goleada y el papelón manudo, una vez más, en su casa..., algo que parece ya costumbre.
Triste, muy triste debut alajuelense en la Copa Sudamericana. Con seguridad es su despedida.