A los aficionados de Alajuelense nos volvieron a abandonar
Artículo de opinión. La junta directiva, los diferentes cuerpos técnicos y los jugadores de la Liga se han encargado de quitarle la grandeza a la institución, que ahora destaca más por actos bochornosos en su estadio que por ganar títulos nacionales
La serie final entre Alajuelense y Herediano reflejó el carácter y la esencia que los manudos han arrastrado en los últimos años. Jugadores que no rinden en partidos cruciales, un cuerpo técnico sin respuestas claras antes ni durante los encuentros, y una junta directiva que renueva contratos sin que los jugadores lo merezcan. Estas tres debilidades son fundamentales para entender por qué el club no logra alcanzar lo que los aficionados deseamos: el título nacional. Una vez más, a los seguidores nos volvieron a abandonar.
Esta junta directiva y la anterior han contribuido a diluir la grandeza de Alajuelense, un equipo que ahora acumula tantas finales perdidas como ganadas. La institución parece haberse convertido en un negocio para algunos, dejando de lado la conquista de títulos, aunque durante años los manudos nos hemos enorgullecido de ser “el equipo de su gente”.
Hoy, Alajuelense es un club que solo presume recursos económicos y su Centro de Alto Rendimiento (CAR), sin traducirlos en fichajes que marquen la diferencia. Ahora, la institución destaca negativamente por episodios vergonzosos y manchados de violencia, protagonizados tanto por sectores de la afición como por los mismos jugadores, quienes incluso han tenido enfrentamientos internos y muestran falta de respeto hacia las leyendas del equipo.
La liga se transformó en un club que, aunque su historia lo respalde como un grande, vive una realidad que lo contradice.
No es que los aficionados carezcamos de exigencia. Sin embargo, nuestra lealtad incondicional parece estar pasando factura. Es cierto que, para nosotros, dejar de alentar no es una opción, pero también debemos asumir nuestra responsabilidad. Los socios elegimos a la junta directiva que toma decisiones, y esta ha acumulado fracaso tras fracaso en el campeonato nacional.
Por parte de la afición, esto se ha convertido en una prueba de resistencia. Años de desgaste, sacrificio de tiempo, inversión económica y apoyo incondicional no se detendrán. No obstante, los socios deben actuar y exigir más a la directiva.
Las campañas de mercadeo de la liga han sido efectivas para su fin, pues ha convertido la venta de artículos en un negocio rentable mediante campañas como “La liga del futuro”, “Unidos por los colores” o “Inquebrantables”. Pero vale la pena plantearse si la institución necesita abandonar esos discursos para recuperar la grandeza que se nos ha arrebatado.
El autor de este artículo es socio de Liga Deportiva Alajuelense.
Periodista en la sección de Economía. Anteriormente colaboró en periodismo de cambio climático y en la verificación de noticias falsas y desinformación. Bachiller en Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica. En 2021 ganó el premio Presbítero Armando Alfaro Paniagua del Colegio de Periodistas.
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