EscucharEl fútbol costarricense vivió un cierre de 2024 marcado por episodios lamentables de violencia en sus canchas. Tanto en la final del Torneo de Apertura entre Saprissa y Herediano como en la Gran Final entre Alajuelense y florenses, se presentaron altercados que llevaron a sanciones disciplinarias y multas económicas para jugadores y clubes. Ahora, la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) se prepara para implementar reformas al reglamento disciplinario, con multas más altas y sanciones más severas que entren en vigor para la temporada 2025-2026.
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Las reformas en marcha
El presidente de la Fedefútbol, Osael Maroto, destacó en una entrevista con La Nación que los actuales montos y castigos no han sido suficientes para desalentar conductas inapropiadas en el fútbol nacional.
“Las sanciones actuales están limitadas por el reglamento vigente, y eso debe cambiar. Es necesario que las multas sean lo suficientemente altas como para disuadir este tipo de comportamientos, desde retrasos en los partidos, que el equipo que pierda una final no salga por una medalla y hasta actos de violencia, que esto último es muy lamentable”, señaló.
Maroto también explicó que el departamento legal de la Fedefútbol trabaja en un nuevo reglamento que se presentará en junio y se aplicará a partir de la temporada 2025-2026. Las reformas no solo se enfocarán en incrementar las multas, sino también en fortalecer los castigos por conductas violentas y la falta de cumplimiento de protocolos.
Por su parte, Vicky Ross, presidente de la Unafut, subrayó la importancia de actualizar las normas. “Estamos revisando la propuesta presentada hace un año, junto con el equipo legal de la Fedefútbol. Por estatuto, la ventana para cambios normativos es en junio, y ahí buscaremos implementar medidas más estrictas”, comentó Ross.
Multas ejemplares para evitar el descontrol
Uno de los temas que más preocupa a las autoridades es el comportamiento dentro y fuera de la cancha, tanto de los jugadores como de los aficionados. En la Gran Final entre Alajuelense y Herediano, se reportaron invasiones al campo, golpes entre jugadores y aficionados, y lanzamiento de objetos peligrosos. Esto resultó en multas millonarias para los equipos involucrados: Alajuelense recibió una sanción económica de ¢12,9 millones, mientras que Herediano fue multado con ¢610.000.
Además, ocho jugadores del Herediano y tres de Alajuelense fueron suspendidos por periodos que van de tres a 11 partidos. El portero florense, Steven Orias, recibió el castigo más severo, con 11 partidos de suspensión y una multa de ¢725.000. En el caso de Saprissa, jugadores como Kendall Waston y Esteban Alvarado también enfrentaron fuertes sanciones tras los incidentes en la final contra Herediano.
Maroto enfatizó que, si bien las sanciones actuales buscan aplicar justicia, los montos aún resultan insuficientes. “En competencias internacionales como la Copa América, las multas por retrasos en los partidos ascienden a miles de dólares. Es momento de considerar cifras similares en nuestro fútbol local”, afirmó.
Además, añadió que “con lo acontecido en el Ricardo Saprissa y en el Alejandro Morera Soto no pierde Alajuelense, Saprissa o Herediano, pierde el fútbol costarricense”.
Más allá de las sanciones
La Fedefútbol también planea cambios culturales dentro del deporte, comenzando desde las divisiones menores. “El fútbol debe ser una herramienta de transformación positiva. Es crucial que los jugadores y aficionados comprendan que el respeto y la disciplina son esenciales para el desarrollo del deporte”, expresó Maroto.
Entre las propuestas de la Federación está el establecimiento de reglas más estrictas sobre el protocolo de premiación. “Es inaceptable que los equipos perdedores no salgan a recibir sus medallas. Eso debe cambiar para fomentar un ambiente de respeto y deportividad”, puntualizó Maroto.
Camino hacia el cambio
La Fedefútbol tiene la autoridad para proponer reformas tanto al Comité Disciplinario como a la Unafut, asegurando que los nuevos reglamentos reflejen las necesidades del fútbol costarricense. Estas medidas buscan no solo castigar, sino también prevenir incidentes futuros que empañen la imagen del deporte.
Los ajustes al reglamento serán sometidos a votación en junio, y tanto las autoridades como los aficionados esperan que marquen un antes y un después en la manera de gestionar el fútbol en Costa Rica. La meta final es garantizar que los estadios sean espacios seguros y que los partidos sean ejemplo de disciplina, competitividad y respeto.
