Vanesa Jiménez, una indígena cabécar, que caminó dos días para ver a Herediano bicampeón pic.twitter.com/C12uQi6JKD
— JuanDiegoVillarreal (@JuanDiegoVilla) May 29, 2025
Por trillos llenos de barro, puentes de hamaca en mal estado y hasta cruzando el río Chirripó en un andarivel, la indígena cabécar Vanesa Jiménez caminó durante dos días por la montaña para ser testigo del bicampeonato del Club Sport Herediano, el equipo de sus amores.
La joven de 20 años, amante del fútbol, vive en el asentamiento indígena de Sitio Gilda, enclavado en la cordillera de Talamanca, al que solo se puede llegar caminando, ya sea desde Alto Chirripó o desde la comunidad de Grano de Oro, en Turrialba.
Hace unas semanas, Vanesa hizo realidad el sueño de conocer el nuevo estadio Eladio Rosabal Cordero. Fue precisamente allí donde el presidente y entrenador del club, Jafet Soto, le regaló la entrada para el juego de vuelta de la final, en el que el “Team” derrotó 1-0 a Alajuelense en el estadio Carlos Alvarado, coronándose bicampeón.
Sin embargo, la valiente indígena cabécar, que camina sola por la montaña, vivió un momento de angustia cuando cerraron las puertas del estadio de Santa Bárbara debido a la aglomeración provocada por la supuesta sobreventa de entradas.
“La verdad, me asusté mucho y hasta me dieron ganas de llorar cuando me dijeron que no podía entrar. Había caminado 17 horas en dos días desde Sitio Gilda hasta Turrialba, para luego tomar el bus a San José y venir a Santa Bárbara”, comentó Jiménez.
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Vanesa Jiménez, entre el miedo y la ilusión
El tumulto de aficionados frente a las puertas del estadio Carlos Alvarado, así como el enfrentamiento entre la Fuerza Pública y los asistentes, fue una experiencia completamente nueva para Vanesa, lo cual la asustó.
Sin embargo, siempre mantuvo la fe de poder ingresar, y así lo expresó al finalizar el partido, tras vivir de cerca la celebración del Team.
“Estoy muy agradecida con don Jafet por darme la oportunidad de estar acá. Estoy muy feliz; es una nueva experiencia, un sueño hecho realidad. Yo venía desde lejos, desde Chirripó, caminé dos días… ¿cómo no iba a entrar? Estuve a punto de llorar porque quería ver a Herediano campeón y celebrarlo desde la gradería”, manifestó Jiménez.
Vanesa admitió que, después de la publicación que hizo el Herediano sobre su visita al nuevo Rosabal Cordero, mucha gente la reconoció, le pidió fotografías y la felicitó por ser herediana.
“Quiero agradecer a las personas que me ayudaron a ingresar al estadio, a don Jafet y al equipo por utilizar frases cabécar para motivar a los jugadores. Todos juntos logramos el objetivo que queríamos: la copa 31. Estamos muy felices. Es una nueva experiencia, ya que es la primera vez que veo un estadio lleno de aficionados”, relató Jiménez.
La joven indígena, quien durante dos años formó parte de las ligas menores del equipo Dimas Escazú, de la Primera División del fútbol femenino, contó que en su casa todos son heredianos de corazón.
Sin embargo, solo pueden escuchar los partidos por radio, ya que no tienen televisión, ni siquiera electricidad. Por eso, vivir una final en carne propia será una experiencia inolvidable para ella.