La sencillez y humildad de un campesino auténtico, lleno de carisma y simpatía, identifican la personalidad del zaguero alajuelense Mauricio Montero y, por ello, disfruta de una inusual aceptación popular en el país, coincidieron expertos consultados ayer por La Nación.
Ante las muestras de cariño que recibió la semana pasada en una gira por el territorio, el sociólogo y periodista, Francisco Escobar, y el catedrático universitario y sicológo, Armando Campos, explicaron que Mauricio es el espejo fiel de un personaje que muestra valores, costumbres y raíces, que se han ido perdiendo en medio de la crisis que carcome a la patria.
Escobar, admirador de las virtudes del futbolista, aseguró que el mundialista de Italia 90 representa "un fenómeno social muy profundo, en el que se expresa el sentimiento de un país que ya no admira a políticos ni jueces ni educadores".
"En el mundo del deporte -agregó-, donde los directivos están muy alejados de los jugadores y los aficionados, Mauricio Montero emerge como la figura que identifica a la clase popular del país y al campesino de la zona rural, que también es parte de nuestra existencia".
En su opinión, la razón principal de la admiración que despierta en el costarricense radica en su humidad y sencillez, en la cancha y en su vida personal. "Mauricio nunca se ha avergonzado de su origen campesino y más bien lo destaca en cada momento".
Liderazgo sin límites
Armando Campos, director del Instituto de Psicología del Deporte, destacó el carisma de Montero en los planos futbolístico y social. En el primer campo, por el pundonor y sacrificio en los equipos que jugó (Ramonense, Alajuelense y la Tricolor), y en el segundo, por un liderazgo que traspasa fronteras sociales y logra que la cultura tradicional y la vida moderna puedan integrarse entre sí.
El futbolista, describió, es muy productivo en materia de símbolos deportivos, entre los que enumeró el buen desempeño, la entrega, la energía de lucha y la defensa de la camiseta.
"Mauricio Montero mantiene su identidad campesina, a pesar de su exitosa inserción en un ámbito altamente competitivo", apuntó Campos. Puso como ejemplo su presencia en cortos publicitarios en la televisión en sectores muy urbanos, pero sin desligarse de su origen rural.
Según Campos, la simpatía de Montero como "niño grande" lo ha convertido en un deportista carismático. "El público, más allá de las pasiones que protagoniza en las graderías, busca en él el lado humano de un deporte envuelto por intereses económicos, luchas de poder y que anida diversas formas de violencia", concluyó el sicólogo.