Los Ángeles, EE. UU. DPA y Redacción. El caso por supuesto dopaje de la velocista estadounidense Marion Jones dio un giro de 180 grados: como el análisis de la prueba B no confirmó los resultados de la primera muestra, ahora la atleta pasará al contraataque al alistar una demanda millonaria.
Jones estudia solicitar esta indemnización, cuyo posible monto aún no ha trascendido, y que puede aliviar su precaria situación económica actual provocada por los enormes gastos en abogados para limpiar su nombre.
El propio vicepresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), el alemán Helmut Digel, admitió que la corredora tiene derecho a estar “muy enojada” en estos momentos.
“Debe ser tratada como una atleta limpia”, agregó Digel sobre la velocista, quien tiene derecho a participar en el Grand Prix que se disputa en la ciudad alemana de Stuttgart este fin de semana.
El dirigente también criticó que en junio se hubiera hecho público el resultado de la muestra A.
Las primeras reacciones en público de Jones sobre el resultado de la contramuestra fueron totalmente de alivio y felicidad.
“Estoy absolutamente en estado de éxtasis. Siempre dije que no había tomado ninguna sustancia para aumentar mi rendimiento”, comentó. “Estoy feliz de que una prueba científica haya demostrado la verdad. Ahora apenas puedo esperar a volver a correr”.
La velocista se clasificó con el mejor tercer tiempo a la reunión de Stuttgart en los 100 metros lisos antes de renunciar a participar en competencias mientras quedaba en firme el resultado final.
La Federación de Atletismo no le había impuesto ninguna sanción, precisamente mientras esperaba que se abriera el frasco B.
En el mundo del deporte las muestras de orina se dividen en dos frascos. Los laboratorios a cargo de los análisis examinan la primera, y si se detecta alguna sustancia prohibida y el atleta lo solicita, se abre después el segundo recipiente para corroborar los resultados.
Es muy difícil que las dos frascos arrojen datos diferentes. No obstante, la molécula de la Eritropoyetina Recombinante Asistida (EPO) es más “débil” y puede llegar a desintegrarse con el tiempo.
La EPO aumenta el número de glóbulos rojos en la sangre, lo cual mejora la oxigenación del atleta y retrasa los síntomas de fatiga.
Reacción. El giro en el caso Jones parece haber sorprendido a la propia Federación de Atletismo de Estados Unidos (USTAF).
“Aceptamos la manera de proceder de la Agencia Antidopaje”, dijo la portavoz de la USTAF, Jill Creer. Esta organización había aceptado la renuncia de Jones a participar en la fecha de la Liga Dorada en Zúrich, en agosto.
Las pruebas de EPO son controvertidos desde hace tiempo. El atleta Bernard Lagat, subcampeón olímpico en 1.500 metros, pasó por un hecho similar al de Jones en 2003. Tras dar positivo por EPO en un control en un entrenamiento, fue suspendido por la IAAF y luego la prueba B resultó ser negativa.
En Costa Rica desde hace varios años se utilizan análisis de orina para detectar la eventual presencia de esa hormona artificial en ciclistas de la Vuelta a nuestro país.
Hasta el momento el único rutero que ha dado positivo por EPO es el colombiano Argiro Zapata, en la edición del 2004. El suramericano recibió una suspensión de dos años de toda actividad.