Londres. La final femenina de Wimbledon enfrentará hoy a dos jugadoras con ánimos diferentes: la rusa María Sharapova, de 17 años, a la búsqueda de su primer Grand Slam , y Serena Williams, de 22, con intenciones de emular a Steffi Graf y ganar por tercera vez este torneo.
Para Sharapova, la esbelta y rubia jugadora procedente de Siberia, este Wimbledon se ha convertido en algo especial. Nunca esperaba llegar tan pronto a la final de un grande, pero su tenis es tan espectacular que sus expectativas se han disparado.
Con 17 años y dos meses es la segunda jugadora más joven que llega a una final de Wimbledon, después de la suiza Martina Hingis, que con 16 años y nueve meses ganó el título de 1997 al derrotar a la checa Jana Novotna.
Para Serena, figurar en la tercera final de Wimbledon de forma consecutiva es también algo sorpresivo, y tampoco lo esperaba. Tras ganar el pasado año por segunda vez consecutiva a su hermana Venus, Serena fue operada el 1.° de agosto de su rodilla izquierda. Permaneció ocho meses sin pisar una pista y regresó en Cayo Vizcaíno, con victoria precisamente ante Sharapova en octavos.
Ella misma confesó ayer que todavía estaba sorprendida por haber llegado tan lejos en Wimbledon, con tan solo cinco torneos disputados, pero su experiencia, su coraje y su instinto asesino sobre la pista la han llevado de nuevo a la final, y espera convertirse en la nueva jugadora que gana tres títulos seguidos en La Catedral después de la alemana Steffi Graf.
Serena además llega con bríos que asustan. Contra la francesa Tatiana Golovin, en octavos, realizó un saque a 202,7 kilómetros por hora, récord en la historia del torneo, y luego en cuartos contra Jennifer Capriati, solo necesitó 45 minutos para desembarazarse de ella. Únicamente Amelie Mauresmo, en semifinales, fue capaz de robarle un set.
Sharapova sabe de ese instinto. Conoce la experiencia de Serena, y recuerda que incluso en su primer enfrentamiento en Miami, cuando su rival no se encontraba en su mejor momento, se impuso por 6-4 y 6-3.
Tras ese encuentro, Sharapova declaró que no estaba decepcionada porque sabía que “tendría más oportunidades en su vida”. Premonitorias palabras de la rusa, que vuelve a tener una, pero esta vez de una escala muy superior, al estar en juego el título de un torneo grande.