El fútbol se convirtió en un vehículo atractivo para quienes desean legitimar dinero ilícito, lavando dinero, debido a la falta de controles efectivos y al gran volumen de transacciones que maneja.
Este deporte mueve grandes sumas en fichajes, publicidad y patrocinios, generando un ambiente propicio para que criminales introduzcan dinero procedente del narcotráfico y otros delitos graves.
En un artículo publicado anteriormente en La Nación, Günther Maihold, subdirector del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y Seguridad, y profesor de la Universidad Libre de Berlín que ha investigado y escrito sobre el ‘lavado’ de dinero en el fútbol, nos explicó que las transacciones y la cantidad de actores financieros involucrados hacen del fútbol un ambiente especialmente vulnerable.
Además, la compra masiva de entradas y el sobreprecio en transferencias de jugadores son mecanismos frecuentes, según el experto, para la legitimación del dinero ilegal.
¿Cómo se ‘lava’ el dinero?
Una de las estrategias más comunes es crear empresas fantasma, compañías que solo existen en documentos y suelen establecerse en “paraísos fiscales” como Islas Caimán, Panamá o las Bahamas. Estos lugares permiten fundar corporaciones anónimas con escasa supervisión.
Otra técnica habitual es abrir cuentas bancarias en países con débiles controles financieros, tales como Malta, Estonia, Letonia o Chipre. En estos sitios, delincuentes se aprovechan de sistemas financieros defectuosos o incluso logran el apoyo de bancos y autoridades locales a cambio de comisiones.
También es frecuente simular intercambios internacionales de productos inexistentes mediante facturas falsas. Se crean documentos ficticios que registran ventas de mercancías como partes de automóviles o componentes de metal, para justificar movimientos de dinero ilícito.
Otra modalidad es el llamado “pitufeo”. Esta práctica consiste en dividir grandes sumas de dinero en cantidades menores, que pueden moverse fácilmente sin levantar sospechas. Las personas encargadas de transportar estos montos pequeños reciben el nombre de pitufos.
Finalmente, mezclar dinero ilegal con fondos legítimos es una táctica común. Negocios como casinos o restaurantes, que manejan efectivo constantemente, permiten a los delincuentes fusionar sus ganancias ilícitas con ingresos legales. De esta forma resulta muy difícil para las autoridades financieras distinguir el origen ilegal de estos recursos.
Precisamente este es el método más empleado en el mundo del fútbol, debido a la gran cantidad de dinero que mueve esta industria. Aunque no es un negocio que genere tanto efectivo en comparación con otras actividades, sí moviliza sumas elevadas provenientes de transacciones como fichajes de jugadores, patrocinios, venta de entradas, derechos televisivos y comerciales.
¿Por qué el fútbol es especialmente atractivo para el lavado de dinero?
Según un informe del Grupo de Acción Financiera Internacional (Financial Action Task Force), el fútbol presenta características que lo hacen especialmente susceptible al ‘lavado’ de dinero, tales como:
- Facilidad para ingresar al mercado por la falta de regulaciones estrictas.
- Redes complejas y opacas de socios y accionistas.
- Poca profesionalización en la administración de muchos clubes.
- Numerosas estructuras legales que dificultan rastrear la procedencia del dinero.
- Grandes sumas involucradas en transferencias internacionales de jugadores.
- Necesidad financiera constante de muchos equipos que aceptan recursos sin investigar su origen.
- Vulnerabilidad social de jugadores con escasa formación académica y pocos controles en su entorno.
- Imagen pública positiva del deporte, que desalienta denuncias para evitar afectar patrocinadores.
Maihold también advirtió que algunas inversiones en infraestructura deportiva como estadios nuevos deben examinarse detenidamente, pues en ocasiones esconden procedencia ilegal o alianzas dudosas entre clubes y autoridades locales.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La información fue proporcionada y revisada por un periodista para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.