En 2018, Keylor Navas, Andrea Salas y Mónica Espinoza —un futbolista, una amante del diseño y una mercadóloga— tomaron una decisión que transformaría sus vidas, pero, sobre todo, impactaría de forma directa a miles de personas.
“Cuando Dios está en medio de algo, Él sorprende”, así resumió Keylor Navas lo que ha vivido con la Fundación Tiempos de Esperanza, la cual nació de manera formal en 2018, cuando él, su esposa y una amiga decidieron hacer “algo más”, “ir más allá”.
“Actualmente, desarrollamos proyectos en 11 países distintos, con sedes oficiales en Costa Rica y España. La duración de nuestra presencia en cada país depende de las necesidades y características específicas de cada proyecto. Algunos tienen un tiempo de ejecución definido, mientras que otros requieren una permanencia más prolongada”, externó Espinoza en entrevista con La Nación.
La idea nació cuando Espinoza fungía como misionera en África, en Guinea Bissáu (2016). Un día, Navas tuvo tres días libres en 2017, cuando era jugador del Real Madrid, por lo que decidió, junto a su esposa, hacerle una visita.
En ese momento, el futbolista compartió con los niños que estaban en Casa Emanuel, un orfanato en el que Mónica sirvió en dos etapas: primero por nueve meses y luego por un año.
La experiencia que vivieron Navas y Salas los enamoró.
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La visita de Keylor fue totalmente sorpresiva; impactó a los pequeños, pero quizás aún más al guardameta.
Con su testimonio intentó tocar corazones golpeados por la vida y les contó sobre el momento en que Dios le reveló los planes que tenía para él.
“¿Usted quería sus sueños? Acá están, luche por ellos”, recordó frente a los niños de Casa Emanuel, mientras un traductor servía como canal para que le entendieran.
Andrea, por su parte, tiene en la memoria la mentalidad con la que afrontaron el reto.
“Dios tenía un propósito y Él siempre nos ha recordado que somos administradores, no somos dueños de nada”, contó.
En medio de las dificultades de iniciar un proyecto, Tiempos de Esperanza llegó a Costa Rica y empezó a extenderse por diferentes países. Dar una mano en alimentación, educación, salud e infraestructura en poblaciones necesitadas es su reto.
“Trabajamos con cinco programas principales: Alimentando Futuros, Esperanza Educativa, AquaHope, Happy Kids e Impulsa. La selección de proyectos se realiza principalmente a través de propuestas de nuestros aliados locales, quienes identifican y presentan las necesidades de sus comunidades. Además, este proceso está guiado por nuestros principios y valores, buscando siempre responder a las necesidades donde sentimos el llamado y la guía de Dios”, dijo Mónica.
Al consultarle a la directora de la Fundación sobre los retos que han afrontado manifestó:
“Cada país en el que trabajamos nos ha dejado momentos profundamente emotivos. Aunque no siempre podemos conocer cada lugar en persona, celebramos con alegría cada vez que un pozo de agua se perfora en las aldeas africanas, sabiendo que hay esperanza y alegría en los cantos que anuncian la llegada de agua potable. También sentimos el dolor de las familias que perdieron sus hogares en el terremoto de Turquía en febrero de 2023. Nos llenamos de felicidad al escuchar las risas de los niños en el Orfanato Casa Emanuel en Guinea-Bisáu, donde el amor y la resiliencia de los niños y sus fundadoras nos inspiran. Y, por supuesto, en nuestro propio país sentimos gran alegría al saber que estamos contribuyendo con educación, alimentación e infraestructura para que más niños tengan un futuro mejor”, resumió.
En Valencia, por ejemplo, está la Casa Familiar Tiempos de Esperanza.
“El proyecto está ubicado en Valencia, en una zona de aproximadamente 80.000 habitantes, en su mayoría inmigrantes y gitanos de muy escasos recursos, donde un campo de fútbol permite que 180 niños salgan de las calles y se distraigan gracias al deporte. En nuestro hogar se alberga a 16 jóvenes, dándoles una casa durante un período de dos a tres años mientras se forman en una carrera deportiva. De este modo, se les entregan las herramientas para salir de las calles y buscar un mejor futuro”, según las descripción del proyecto en la página web de Tiempos de Esperanza.
En total, se han completado nueve proyectos en temas de infraestructura, dos en educación, seis en temas alimenticios y cinco en salud. Mucho del trabajo realizado ha sido en África, un continente especial para los tres fundadores.
“En realidad, gracias a Dios, estamos presentes en cuatro continentes. Sin embargo, hay una frase popular que dice: “Cuando vas a África, nunca vuelves a ser el mismo”, y es completamente cierto. África tiene una esencia especial que nos hace conectar, nos inspira a ser mejores y a ayudar con mucho amor. Además, es un continente históricamente olvidado y realmente necesita mucha ayuda”, enfatizó Mónica.
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El papel de Keylor y Andrea se resume en una inspiración para quienes reciben una mano de parte de Tiempos de Esperanza.
“Las visitas con Keylor y Andrea son toda una aventura. Ambos son, no solo un ejemplo de matrimonio, sino de un equipo que se complementa maravillosamente. Andrea tiene un corazón lleno de misericordia y compasión, mientras que Keylor tiene el don de conectar con las personas y transmitir mensajes positivos con mucha asertividad. Es hermoso ver las caritas de los niños cuando los ven llegar. Keylor tiene una gran trayectoria y es un ícono mundial; todos lo admiran mucho. Después de las visitas, nos cuentan que los gestos y palabras que utilizaron siguen siendo replicados por los niños”, dio a conocer Mónica.
En cuanto a la experiencia que más impacto generó para Espinoza fue cuando se acercaron a Turquía a tender una mano a los afectados por un terremoto.
“Estar en Samandag, Turquía, un mes después del terremoto de 2023, fue una de las experiencias más desgarradoras de mi vida. Recorrer kilómetros de ciudades completamente destruidas y ver de cerca el dolor de tantas familias fue profundamente impactante; el olor a muerte nunca se me olvidará. La barrera del idioma fue muy dura; lo único que podía hacer era abrazar a las mujeres que habían perdido tanto y, a través del traductor de Google, decirles que, aun en medio de su dolor, Dios las amaba profundamente”, recordó.
Un sueño de un futbolista, una amante de la moda y una mercadóloga hoy cambia el mundo, pasito a pasito. Ya tienen seis años, de forma oficial, repartiendo esperanza y sonrisas.
“La Fundación está abierta a recibir donaciones en cualquier momento; sin embargo, hasta ahora, el 99% del financiamiento proviene de aportes directos de los fundadores. Además, contamos con el apoyo de otras familias que se identifican con nuestra misión y con la colaboración de voluntarios que donan su tiempo, dones y talentos”, finalizó Espinoza.