La película de Keylor Navas, 'Hombre de Fe', muestra circunstancias muy puntuales sobre el entorno futbolístico de Costa Rica. El filme evidencia la necesidad de mejorar las visorías y aprovechar 'el ojo' de los cazalentos de los pueblos.
De las vivencias del arquero en su infancia y adolescencia se sacan ocho lecciones:
1. Visoría. En un colectivo entre la escuela de fútbol de Pedregoso y el Saprissa, el entrenador morado descubrió a Keylor Navas. Después del partido, conversó con la familia y de inmediato lo invitó a que formara parte del club. Fue en Pérez Zeledón, en una plaza de pueblo, en donde inició el camino de Navas. Justamente esta es la premisa que debe prevalecer en los visores de los clubes de Primera División. Escudriñar hasta debajo de las piedras para encontrar a los mejores prospectos. Hay que visitar las zonas rurales y reclutar a los futbolistas más talentosos. Solo así aparecerán otros ‘Keylor Navas’. Quedarse con lo superficial y esperar a que los jóvenes lleguen al club a mostrarse es un error usual.
2. Tamaño o talento. Siendo apenas un niño, Navas hizo una prueba con el Municipal de Pérez Zeledón, en donde lo juzgan, casi de inmediato, por su tamaño. Sin analizar a fondo las otras características del guardameta (reflejos, achique, actitud), Navas es enviado al banquillo. No sin antes ‘sugerirle’ a su padre que es muy pequeño para jugar la posición. ¿Qué habría pasado si Keylor decide jugar en otro puesto? Probablemente se hubría perdido. Aunque el tamaño en los arqueros es una característica cada vez más importante en el mundo,queda claro que a los niños futbolistas no se les debe juzgar por la estatura. Están en pleno proceso de desarrollo y en cualquier momento pegan el ‘estironazo’. El enfoque en edades tempranas debe ser únicamente de formación, el aprendizaje de los conceptos técnicos básicos: pase en corto y largo, conducción de balón, cabeceo, remate... La premisa fundamental es que tengan minutos, sin importar el resultado del partido. Que aprendan bien las bases para convertirse en un buen jugador. Con los años se determinará si le alcanza o no para llegar al fútbol competitivo. No tiene sentido juzgar a un niño por su estatura.
3. Cada vez menos canchas. Hay una realidad cada vez más evidente en nuestro fútbol: las canchas grandes son cada vez más escasas. Y más aún en la capital. Ciertamente, los campos de fútbol sintético permiten trabajar en espacio reducido, lo que pule la técnica en varios fundamentos básicos. Sin embargo, estos espacios no son gratuitos y esto limita la presencia de los jóvenes en los campos de juego. Antes, un muchacho 'fiebre' podía pasar horas de horas en la plaza. Jugaba, disfrutaba y mejoraba rápido. Así le sucedió a Navas, que junto a su amigo ‘gato’ salía a 'mejenguear' a diario, en la plaza o en los ríos. Divertirse en espacios abiertos también favorece en el desarrollo de las habilidades motoras. Ante la disminución de campos de fútbol y espacios abiertos, Costa Rica necesita captar a cada buen futbolista que aparezca. No importa dónde ni cómo. En el corto plazo será una necesidad.
4. Los señores del pueblo. Don Juan De Dios Madriz fue el que descubrió a Navas y quien lo ‘salvó’ luego de ser desechado por Pérez Zeledón. En la escuela de fútbol de Pedregoso, el arquero dio sus primeros pasos. Cuando su padre partió a EE. UU., don Juan De Dios se encargó de llevarlo a la plaza a entrenar. Hay decenas de señores en los pueblos que arman el equipo, lavan los uniformes, reclutan a los jóvenes y son pieza clave en la cadena de formación de talentos. Con los años y la experiencia, este tipo de personas han afinado el ‘ojo’ para determinar cuáles muchachos son los que mejor se proyectan. Sería valioso que los equipos de fútbol y comités cantonales capaciten y aprovechen el rodaje de este tipo personas que conocen la comunidad como nadie y son el primer el eslabón en el descubrimiento de figuras.
5. Fortaleza mental. Los entrenadores repiten con insistencia que un jugador debe tener ‘fuerza mental’, pero son palabras difíciles de interpretar. Un buen ejemplo es el periodo de tiempo que pasó Navas en la casa club de Saprissa. Era un lugar abandonado, que no le concedía las condiciones básicas para prepararse, pero que al fin de cuentas le permitía dormir y despertarse para asistir a las prácticas. Navas se sostuvo ahí, sin dinero para los pases de bus ni compañía. La imagen, reflejada en la película y mostrada por La Nación unos meses atrás en el artículo ‘El último sobreviviente de la casa club de Saprissa’, muestra cómo los jóvenes que superan las adversidades terminan forjando el carácter, un factor clave en la carrera del futbolista. La actitud y la fortaleza mental no debería ser una característica secundaria en la selección de jugadores.
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6. Quemar etapas. Hoy en día, los jugadores conviven con un panorama inusual. Desde que son menores de edad tienen representantes, contratos y aspiraciones de salir al exterior. En muchos casos, pretenden irse del país sin tener la madurez mental y futbolística. La andadura de Navas recalca la necesidad de ir a paso a paso, con un trabajo duro y constante que permita que el salto al fútbol internacional sea duradero y no flor de un día. Después de pasar por todos los equipos de liga menor y de vestir la camiseta de la Tricolor en divisiones inferiores, llegó al primer equipo morado, en donde comenzó como suplente. Con el tiempo asumió la titularidad, ganó títulos, participó en torneos internacionales y por último, consiguió un contrato afuera. Es un proceso de madurez necesario para construir bases firmes. Muchos juveniles no se afianzan nunca por concentrarse en el futuro, en lugar de pensar en mejorar y crecer.
7. Malas influencias. La conversación es recurrente en los grupos de amigos o familiares. La historia del joven del pueblo que "era muy bueno, pero tomaba mucho”; que "nadie tenía una zurda como él, pero empezó a fumar marihuana”. La mayoría de vicios nacen por una invitación de un tercero. El problema con los jóvenes futbolistas es que pierden el foco de atención fácil. Muy rápido creen ser los mejores; esto hace que pierdan el rumbo y al final la curva de crecimiento se detiene. La enorme competencia que exige el fútbol mundial hoy en día no da espacio para jugadores con poco desarrollo físico, mental y táctico. Después de cierta edad, el prospecto que pierde la cabeza, se queda botado. Keylor Navas se dio cuenta a tiempo, cuando se alejó de su mejor amigo, que decidió tomar otro rumbo y luego abandonó el Saprissa.
8. Paciencia al talento. En una prueba de reclutamiento de un día no se puede determinar si un jugador es bueno o no. Por ejemplo, si un muchacho de Talamanca es traído al Valle Central a realizar una prueba con una selección nacional Sub-15, es probable que no muestre todo su potencial. El joven se cohibe en un escenario distinto al suyo y además es opacado por otros muchachos que se conocen y juegan juntos desde hace rato. Es probable que este prospecto se pierda, pues no se le dio el tiempo suficiente para desenvolverse tal como lo hace en la plaza de su barrio. Es necesario tener paciencia con los juveniles de zona rural, permitirles que se adapten y muestren todo su potencial. Con un poquito de paciencia, pueden ser mejores que otros jóvenes. Keylor fue durante mucho tiempo el suplente de Daniel Cambronero en Saprissa, pero no lo desecharon. Le dieron espacio para crecer, hasta superar a su compañero de prácticas.