La vida da cachetadas todos los días, en ocasiones brinda unas dolorosas, pero otras veces da unas que hacen brillar nuevamente los ojos, despiertan el alma, reactivan la ilusión y el positivismo. Cristian Gamboa no tuvo que aguardar ni tres meses en Alemania, en su nueva aventura deportiva, para recibir un mensaje claro: lo que vale es la felicidad, más allá de donde se encuentre.
El bombazo anímico para Cristian le llegó de repente, pero lo supo tomar en el aire. Previo al partido de su escuadra, el Bochum, ante el Karlsruher SC del fin de semana pasado, el mayor de los pequeños de Gamboa, Felipe, le dijo a su padre: ‘Papi ¿Vas a hacer un gol?' —A lo que el futbolista respondió con una sonrisa —’Mi amor intentaré'.
Al final se dio la anotación, el partido terminó 3 a 3, y las risas, saltos, alegría, abrazos y gritos de Felipe (Pipe) y Julián no se hicieron esperar. En ese momento, Gamboa notó que el paso a Alemania fue el correcto, él extrañaba la sensación de ser competitivo, de ser jugador y su familia también.
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El lateral derecho, mundialista de Brasil 2014 y Rusia 2018, dejó atrás los días en los que se entrenaba para no jugar, en los que sus pequeños, Felipe de seis años y Julián de tres, le preguntaban cuándo lo verían en el campo y él se quedaba sin palabras para responder.
Gamboa acabó con el suplicio de las últimas tres temporadas que disputó, donde prácticamente se dedicó a entrenar y entrenar, sin tener una meta deportiva clara porque no contaba para sus entrenadores. Así sucedió en el West Bromwich y también en el Celtic de Escocia.
La última temporada en la que el defensor consiguió tener regularidad fue en la campaña 2016 - 2017, cuando logró 1.103 minutos en su primer año con los escoceses, después de esto sus apariciones fueron esporádicas al punto que los minutos que sumaba con la Selección Nacional eran su verdadera competencia.
"Yo quería sentirme otra vez jugador. El club desde que llegué me ha dado chance, me han dado la oportunidad. En lo grupal a veces los resultados no han salido, pero en lo personal estoy contento, ya hasta pude anotar que tenía rato de no hacerlo", confesó.
El lateral no marcaba una diana desde el 14 de noviembre del 2015, en un juego eliminatorio entre Costa Rica y Haití para la Copa del Mundo del 2018.
Ahora con desahogo, el legionario se sincera, respira profundo, y deja salir el tico que lleva adentro... 'Hijuepucha, vamos a ver'. Así comienza su respuesta sobre cuánto extrañaba correr por puntos, sentirse parte de un grupo.
“Fueron años duros porque obviamente todo el mundo opinaba, pero no veían mi día a día, simplemente se dieron inconvenientes y eso me perjudicó. En Celtic comencé el primer año bien, pero no tuve chance de tener juegos seguidos, pero así sucedió y no importa... Yo siempre me mantuve físicamente bien por la Selección. En el tema profesional estar acá es recuperar la confianza, tener regularidad disputando un puesto. En la parte de trabajo recuperé eso, esa sonrisa. Los minutos que he tenido me he sentido bien”, añadió.
La adaptación a su nueva vida avanza de forma muy positiva; en la parte deportiva, Cristian ya tiene 512 minutos disputados y espera continuar consolidándose como titular indiscutible.
“Yo siempre traté de buscar una opción en la que iba a tener minutos. Sé que me había costado un poco antes. Esta opción me llamó la atención porque me permite estar en buen nivel, no estoy en Bundesliga, pero lo que piden está muy bien en táctica y técnica. Aquí en Alemania se pide mucho la intensidad al jugador. Nosotros tenemos doble sesión dos veces por semana. Se trabaja mucho y estamos en una liga competitiva, acá ayuda a creer nuevamente en uno mismo, que es algo que me había costado, acá se desarrolla confianza, porque aunque iba a la Selección pues no es lo mismo. La intensidad solo la dan los minutos fútbol”, evaluó.
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En cuanto a la vida fuera del fútbol, el exjugador del West Bromwich inglés añadió que todo va muy bien. Su familia, compuesta por su esposa Melissa y sus dos pequeños, está lista para lo que venga; entre los planes está aprender alemán, porque el inglés no es un idioma muy bien recibido en territorio teutón.
"Ya tenemos nueve años de estar afuera, pero nosotros todo lo manejamos rápido. Lo hacemos en automático, sabemos que debemos ajustarnos al idioma y demás. Mi esposa me ayuda mucho con todo, por dicha todo va bien. El cambio de idioma es complicado porque no les gusta mucho el inglés, vamos a aprender alemán", pronunció entre risas.
Sin hablar mucho del tema, Gamboa aclara que si no estuvo en la última convocatoria de la Sele fue por decisión del actual entrenador, Rónald González. Él continúa trabajando en su club por una oportunidad en el plantel patrio.
Cristian Gamboa recibió una cachetada de la vida el fin de semana pasado, donde notó que la felicidad se resume en volver a ver desde la cancha a la gradería y estén sus dos pequeños saltando de alegría.
“A veces las cosas tardan pero llegan. Que mis hijos me vean jugar no tiene precio”, finalizó.