Manfred Russell dejó el Saprissa a mediados del 2015. El volante se fue por la puerta de atrás, el cuerpo técnico del momento, comandado por Jeaustin Campos, no lo tenía en planes y él prefirió partir a Guatemala, país en el que tres años después es considerado figura.
En tierras chapinas consiguió dos campeonatos, además le propusieron nacionalizarse para jugar con la selección. Ahora es el jugador más destacado del Comunicaciones, el club más importante del balompié guatemalteco.
Pese al gran momento que vive desde hace tres campañas, el volante creativo tiene un paladar amargo por la forma en la que abandonó el plantel de sus amores: la S.
“La verdad sí me fui un poco triste, porque todos queremos estar en Saprissa y fue complicado la forma en que salí porque fue por problemas con un extécnico y en eso uno no puede hacer nada. La directiva no quería que yo me fuera, pero yo hablé con el entrenador y si él no me iba a poner, pues mejor me iba y así se dio lo de Antigua. La verdad estaba triste, pero sabía que algo bueno llegaría”, manifestó.
Russell es claro en que espera que la vida y el fútbol le den una revancha vestido con los colores morado y blanco, ya que si algo le costó fue ganarse a la afición tibaseña.
Manfred es consciente que en muchas ocasiones los seguidores del Monstruo se metieron con él; sin embargo, al final consiguió domar a la fiera de mil cabezas: el público. Así le sucedió a David Guzmán, Daniel Colindres... Por eso, el mediocampista se vio obligado a desarrollar carácter para salir adelante.
“Se queda uno con un sin sabor porque había costado meterse en el equipo y cuando yo fui bastante regular ganamos el bicampeonato, el Torneo de Verano 2014 y el Invierno. Lo malo fue que en el campeonato que siguió no nos fue bien, perdimos en una semifinal contra la Liga y al final me tuve que ir”, recordó.
“Pero me gustaría volver y demostrar la clase de jugador que soy, además que la gente vea el amor que le tengo a la camisa de Saprissa”, añadió.
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¿Cómo consiguió liberarse de la presión de la afición?
“Siento que es una cuestión de personalidad, uno tiene que ser como es Colindres, como es Guzmán... Vea que cuando a ellos les pasó eso ni les afectaba porque igual seguían pidiendo la pelota, juegan... Solamente hay que creérsela y en algún momento la afición lo aceptará”, sentenció.
En la actualidad, el jugador ha disputado 450 minutos con Comunicaciones de 1.080 posibles, es decir el 41%, debido a que sufrió una lesión que lo sacó de las primeras jornadas del torneo.
La importancia de Manfred se nota cuando se analiza que el certamen anterior solo se perdió cinco encuentros del Comunicaciones; es decir, estuvo en el 77% de los cotejos.
“Aquí la verdad he tenido la confianza, en Antigua rápido le agarré el estilo de juego al entrenador... Él me dio mucha libertad, él me dejaba divertirme en la cancha, no me regañaba por perder una pelota. En Comunicaciones Rónald me ayudó montones. En Saprissa o San Carlos jugaba más de 8 o más mixto y eso tal vez me limitaba un poco, acá soy creativo y eso me ha ayudado”, explicó.
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Los primeros dos años con el Antigua hicieron que el armador causara admiración por su estilo de juego, al punto que las autoridades de Guatemala pensaron en nacionalizarlo.
La idea no le desagradó del todo a Manfred, pese a que al final no avanzó por la situación crítica que vive el fútbol en Guatemala con la FIFA.
“Ahora me parece que disfruto más, a mí me gusta ir hacia el frente y acá me dejan las libertades. Se juega con alegría y responsabilidad, pero no tanto de defender... Eso es bueno para nosotros”, valoró.
El susto de su vida...
Enero del 2016 es un mes que Manfred no olvida, porque el día 26 se anunció que dio un resultado adverso positivo por sustancias prohibidas en el organismo, específicamente Clembuterol.
Russell acepta que en esos días sintió miedo, también le costaba conciliar el sueño y no encontraba explicaciones a lo sucedido.
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“Sí me asusté porque no sabía qué iba a hacer de mi vida, se me vino todo a la mente, gracias a Dios cuando se hizo la declaración en la que nos permitieron ir a defendernos, a mí de un solo me dijeron que no había problema, fue contaminación por la carne, entonces solo acaté a darle gracias a Dios porque sabía que todo estaba bien”, expresó.
El tico no esconde que siempre estuvo con la conciencia tranquila porque no había consumido nada malo, aunque admite que en esos casos hay preocupación.
Desde que le pasó ese trago amargo, el armador de juego cuida su dieta, sobre todo cada vez que se acerca una fase final.
Manfred ya tomó la decisión de no comer carne desde un mes y medio antes de todo encuentro definitorio.
Esta es la historia de este exsaprissista que disfruta de ser valorado en Guatemala como nunca lo fue en la Cueva.