Luis Guillermo Víquez tiene 18 años y ahora juega en el mítico San Lorenzo de Argentina, pero hace ocho años vivía en Copalchí de Sarapiquí, una localidad que está a dos kilómetros del nicaragüense río San Juan y en la que su vecino más cercano estaba a casi 1 kilómetro.
Víquez, jugador formado por la Asociación Deportiva San Carlos, fue traspasado por los norteños al club argentino en una negociación en la que fue vital la disposición del plantel, además de la recomendación del exestratega norteño, Martín Cardetti.
El futbolista estará en Argentina por siete meses; en este periodo el corpulento delantero debe convencer a los suramericanos para que decidan ejercer una opción de compra que incluye en el contrato un 20% de ganancia para San Carlos ante una futura venta.
“Yo comencé a jugar fútbol a los 13 años en Pital de San Carlos, en el torneo de Linafa, de ahí me jalaron cuando cumplí 15 a San Carlos e hice los procesos con ellos hasta que debuté en Segunda División, cuando Fernando Sosa era el entrenador y luego Cardetti me puso en Primera (media hora ante Alajuelense en la semifinal del Apertura 2018)”, recordó.
Para Víquez, su historia cuenta con un capítulo forjador de carácter. De los cuatro a los 10 años vivió alejado del fútbol, lejos de San Carlos y en una tierra donde sentía que los sueños se le escapaban de las manos.
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Copalchí de Sarapiquí, un lejano pueblo que forma parte del distrito Cureña, que cuenta con calles de lastre y pocos habitantes; de hecho, en 2011 ni siquiera llegaban a los 1.000 residentes.
“Ahí crecí en una vida de campo, con animales y demás, me tocó estudiar en escuelas unidocentes, pero a las 12 años, cuando mi mamá decidió trasladarme a un centro educativo que me diera más armas para afrontar el colegio, mi vida cambió, pues ahí conocí el fútbol y comencé a enamorarme del deporte”, recordó.
A los 14 años, sus padres, Olga González y Guillermo Víquez, decidieron volver a Copalchí; aunque encontraron un obstáculo: su hijo tenía la clara intención de continuar en el fútbol y tenía entre ceja y ceja intentarlo en San Carlos.
"Tuve que hablar con ellos y al final decidieron que nos viniéramos a vivir a Pital", dijo.
Al encontrar una estabilidad en el lugar de residencia, el jugador comenzó a destacar en los partidos de divisiones menores gracias a su físico y capacidad goleadora.
Esa misma receta dejó encantado al histórico Hugo Tocalli, un formador de talentos argentino quien tiene entre los jugadores que descubrió a Sergio Agüero, Ángel di María y Esteban Cambiasso, entre otros.
Tocalli, actualmente es el director de divisiones menores de San Lorenzo, y en la primera práctica del costarricense le hizo saber sus intenciones: “Me interesa”, le aseguró.
“En octubre vine a una pasantía gracias a la ayuda del profesor Martín Cardetti. Estuve por 21 días en San Lorenzo, como en la segunda semana hubo un colectivo, trabajé muy bien y Hugo Tocalli mostró interés en mí, él me llamó aparte, me preguntó de dónde venía, en cuál club jugaba, le dije que mi entrenador era Martín Cardetti (en ese momento) y ya luego ellos hablaron y me dijeron que debía volver el 21 de enero”, recordó.
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El costarricense jugará con la cuarta división azulgrana, mientras se define si entra al equipo reserva y se le ofrece un contrato profesional.
“Soy un 9 que pivotea, mido 1.86 m., atacó mucho el primer palo. Soy más de juego físico y siento que es algo que me ayudará a estar acá porque estoy en un juego similar al que yo hago. Me gusta chocar, meter, aguantar; Tocalli quedó sorprendido y dijo que tenía muchos años de no ver a un futbolista que atacara el primer palo tantas veces”, expresó.
El norteño, de momento, vive en la Ciudad Deportiva de la institución y en el caso de que la negociación no fructifique, inmediatamente regresará a San Carlos, aunque aclara ir en serio.
“Este es mi sueño y siempre pienso lo que pasé para llegar acá; yo debo trabajar fuerte para que me den el contrato profesional”, finalizó.