La vida cambia mucho en 24 horas, cómo no va a cambiar en cuatro años. Casi un lustro atrás Keylor Navas vivió un mercado de verano europeo de infarto, irreal, inexplicable; hasta cierto punto calificado como injusto... Muy diferente al último que enfrentó en el que salió al París Saint Germain.
En agosto del 2015, el 31 de ese mes, Keylor llegó al último día de la ventana de transferencias como el titular de Rafa Benítez, estratega que había sido nombrado ante la salida de Carlo Ancelotti. Keylor había cumplido con creces, así un día antes del cierre de mercado consiguió parar un penal y ser figura ante el Real Betis.
Pese a sus buenas actuaciones, el futbolista nacional se tuvo que acostumbrar a lidiar con un nombre durante todo el periodo de fichajes: David de Gea. Los medios españoles insistían en que el guardameta español llegaría al conjunto blanco. Sobre la hora de cierre de pases comenzaron los minutos de locura.
Ese día al ser las 7 p. m. Keylor empezó a notar cómo su teléfono enloqueció: llamadas entraban cada 30 segundos, hasta que recibió una definitiva que lo hizo trasladarse al Aeropuerto Internacional de Barajas.
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“Mi representante es el que estaba hablando con todo el mundo que tenía que hablar y yo estaba esperando a que me dijeran que es lo que tenía que hacer. Fui a Barajas y estuvimos esperando en una salita con mi esposa. Pero no estuvimos subidos en el avión como se ha dicho. Sí lo vi cerquita”, recordó en una entrevista dada en ese año a la Cadena Cope.
Navas en esa ocasión terminó desgastado, no dio más y al llegar a su casa la presión fue más y se deshizo en lágrimas.
Cuatro años después el Keylor que afronta su salida del Madrid es muy diferente. Ya recorrió camino y quemó etapas como arquero élite, al punto que ahora tiene tres Champions y un premio como Mejor Arquero de la Liga de Campeones que antes no tenía.
Esta vez, el Madrid no tomó por sorpresa al Halcón sino fue por el contrario. Navas llegó a un acuerdo con PSG, informó su deseo de salir y pidió colaboración debido a su comportamiento durante las cinco temporadas que perteneció a la disciplina blanca.
Tenía definido su futuro desde el miércoles 28 de agosto, es decir, cinco días antes de que finalizara el periodo de transferencias. Ese mismo día conversó con Zinedine Zidane, le hizo saber lo que sucedería y vio la buena voluntad merengue para facilitarse su paso.
La idea del cuidapalos era evitar llegar al último día sin la situación clara; no obstante, la temprana aparición de los parisinos en la jornada de fin de semana (jugaban viernes) imposibilitó que el tico viajara jueves como estaba previsto. El Madrid pidió la inclusión de Alphonse Aréola en la transferencia y esto atrasó todo.
Navas viajó con el plantel de Zidane a Villarreal, pero sabía que no jugaría para evitar cualquier contratiempo que pudiera truncar su salida. Después del duelo se separó de sus compañeros; con sentidos abrazos se despidió y partió a Francia, en un vuelo privado.
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Keylor llegó a territorio galo un día antes, pasó con calma las pruebas restantes, firmó su contrato y hasta tuvo oportunidad para realizar un video con los medios oficiales de su club; tampoco faltó la sesión de fotos respectiva en lugares icónicos de la ciudad y la camisa para su pequeño Mateo, quien lo acompañó en la presentación.
El mercado le dio tanto aire al jugador que su nueva escuadra hizo toda una producción en el prestigioso Hotel Molitor de París, en el que una habitación se convirtió en un estudio.
A las 2 p. m. (6 a. m. de Costa Rica) el mundialista de Brasil 2014 y Rusia 2018 había estampado su firma por cuatro años, como lo había adelantado en exclusiva La Nación el miércoles, todo estaba finalizado y le sobraron 10 horas de mercado.
Keylor diferente a Iker. Contrario a otros porteros que han dejado el Real Madrid ante una renovación, el arquero costarricense logró continuar en la élite del fútbol internacional al sumarse al París Saint Germain.
Por ejemplo, Iker Casillas se fue del Real a los 34 años, pero pasó a un escalón menor con el Porto portugués, equipo que le permite luchar por campeonatos locales, pero está lejos de ganar torneos internacionales.
En el Porto no hay figuras de talla mundial como Kylian Mbappé, Neymar, Thiago Silva. El conjunto luso es más formador de talentos.
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Otro que pasó una situación similar fue Diego López. El espigado arquero salió del Real en 2014 con destino AC Milán italiano ante la llegada de Keylor.
En ese momento, como en la actualidad, el AC Milán no era el gran club ganador de las tres Ligas de Campeones.