Melissa Herrera se acostumbró en Colombia a firmar autógrafos, también a aceptar solicitudes de fotografías y sobre todo a jugar en estadios con aficionados. De hecho, el último partido de la temporada anterior con el Independiente Santa Fe lo actuó a recinto lleno.
La oriunda de Osa disfruta de un fútbol femenino más desarrollado, en el que destaca que sí ven a la jugadora como una deportista profesional pese a que en el 2017 se celebró la primera liga profesional femenina. Este trato, según ella, no se recibe en Costa Rica.
“Jugamos el preliminar del fútbol masculino, entonces siempre hay gente apoyándonos. Los aficionados acá nos tratan distinto, algo que en Costa Rica nunca he vivido... La gente apoya, grita tu nombre, pide camisas, autógrafos... Es bonito esa parte y muy diferente a nuestro país”, manifestó la tica.
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Herrera destacó la importancia que se le da al balompié que hacen las mujeres, al punto que grandes escuadras como Santa Fe, América de Cali, Atlético Bucaramanga, Atlético Nacional, entre otros, tienen su escuadra en la Liga Profesional de Fútbol Femenino.
El nivel de los partidos es bueno, se maneja una intensidad mayor a la de Costa Rica y hay jugadoras muy potentes y veloces.
"El fútbol femenino está fuerte acá, hay equipos muy buenos que lo han hecho crecer. Es una liga que me llamó la atención porque cuando quedamos campeonas jugamos a estadio lleno y eso me encantó, en Costa Rica estamos muy lejos que eso pase", detalló.
La seleccionada nacional no esconde la satisfacción que siente al actuar en el país de América del Sur, aunque acepta que en enero del 2017, cuando se presentó la oportunidad, su cabeza se llenó de dudas.
Los pensamientos de la veloz atacante se llenaron de preguntas: ¿Cómo será la seguridad? ¿Será un país caro?
Ante la inevitable influencia de las narconovelas y las informaciones constantes en los noticieros, la nacional partió insegura pero con la idea de probar vivir en Colombia.
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"Al inicio fue como difícil porque no sabía a que venía, porque todos pensamos que Colombia es lo que las películas o las noticias dicen... Me costó adaptarme a la ciudad porque es mucha gente, aquí viven casi 10 millones de personas, entonces tuve que adaptarme a la mentalidad de los colombianos que viven más apresurados, las presas acá son más grandes y eso me generaba un poco de estrés", describió.
Con respecto a la seguridad, la nacional no ha pasado por inconvenientes serios. De hecho cuenta que sí ha tomado ciertas precauciones, pero por la rivalidad que hay entre su club y el Millonarios.
La tica prefiere usar la ropa de su club poco cuando no anda en eventos oficiales, por recomendación de las propias autoridades del Santa Fe.
Una vez la jugadora fue a presenciar un enfrentamiento entre los dos clubes, en el que Millonarios fue local y tuvo que exponerse a ser vista de forma fea.
"Tuve la oportunidad de ver un clásico en el que era casa Millonarios, y yo no iba con camisa de ellos y pues sí se le quedan viendo a uno raro, hay una sensación fuerte. En Costa Rica nos quejamos de las barras pero acá sí es complicada la cosa, acá son muy apasionados", reveló.
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La otra gran dificultad a la que se ha tenido que enfrentar Melissa es el caos vial de Bogotá.
La costarricense hace un trayecto similar a ir de San José a Alajuela todos los días para llegar a entrenar.
“Me he sentido bien acá. El caos de la ciudad es lo que agüeva un poco, porque hay que salir muchas horas antes para llegar a tiempo a los diferentes destinos, las presas son muy grandes. El tema de los vehículos es complicado, aquí la gente no pone direccionales, se mete a donde sea, pero en fin, ahí se va sobreviviendo”, dijo entre risas.
Respecto a la comida, Herrera está enamorada del ajico, una sopa de papa que califica como una delicia para almorzar.
La futbolista costarricense disfruta de Colombia, país en el que tiene vínculo hasta mayo, después asegura que le encantaría dar el salto a Europa, pero todo en su debido momento.