Florentino Pérez es un chef creativo y paciente. A la hora de preparar los diversos platos que inventa en en la cocina del fútbol, los cuales incorpora a su excéntrico recetario de manjares mediáticos, actúa sin prisas; invierte el tiempo que sea necesario. El presidente del Real Madrid es reconocido como un enamorado del baño María y de la olla de cocimiento lento.
Cierto, de cuando en cuando este vanidoso y egocéntrico dirigente utiliza la olla de presión, marca Capricho; la freidora, de la casa El patán de acero, y la arrocera de la línea La costra eterna. Sin embargo, prefiere la cocción pausada, esa en la que se le da largas a las verduras, en especial la yuca; se pone a sudar la carne, por ejemplo la lengua, y se mantiene en ascuas al pavo de turno… El chef Pérez no se haya a gusto si no está hirviendo o asando alguna de las víctimas de su afilado cuchillo.
En efecto, siempre tiene que estar cocinando algo. Su sentido del olfato se estimula y enloquece con el olor de la sangre fresca, el aroma del grueso y jugoso corte rostizado, la inconfundible fragancia de la sal en la herida, el perfume del limón ácido, la esencia de la cebolla y el chile picante que irritan y el hedor de la bilis. Se le hace la boca agua y no ve la hora de hincar el diente.
Como cocinero este señor es sereno y persistente, mas como comensal es impaciente. Una vez que da el primer mordisco olvida los buenos modales, la etiqueta, la formalidad y la elegancia. Deja lado el protocolo de la buena mesa, el ritual gastronómico, la ceremonia del buen comer; muerde, mastica, desmenuza, tritura, devora, engulle.
Pero bueno, en otra ocasión podemos ahondar en los hábitos de Florentino Pérez en la mesa. Por ahora me interesa más su faceta como chef paciente, maestro de la cocción a fuego lento, esa que lamentablemente ha padecido en carne propia nuestro compatriota Keylor Navas.
Ahora resulta que después de que Zinedine Zidane le avisó al guardameta costarricense que quedaba descartado como portero titular del equipo merengue en el próximo torneo español, complaciendo así el gusto tanto tiempo expresado por Pérez, ahora este sale con que no está seguro de que Navas vaya a irse del Real Madrid.
¿Cómo se llama la obra? Cocimiento a fuego lento, baño María con agua tibia, paños tibios culinarios para mantener al tico en la zozobra, seguir con el culebrón, preparar ese plato que tanto le gusta al chef: dignidad ajena al carbón.