Ariel Rodríguez sonríe y suspira. El artillero costarricense del Bangock Glass de Tailandia repasa su 2018 y acepta con madurez: “Di, creo que me dejó una alegría y tres tristezas, pero bueno, así es esto”.
Ariel sabe que el año era importante, comenzó con la ilusión de pelear por un mundial, también con el ánimo de regresar a casa, Saprissa, para brillar, pero luego volvió a Asia para continuar su buen rendimiento, pero un sufrió un duro golpe: descendió.
El ariete no esconde que todo fue muy raro, desde su perspectiva; sin embargo, añade que el aprendizaje es bastante y el 2019 se lo plantea con ambición, con ganas de revancha.
"Lo del Mundial fue duro, este año tuve tres tristezas y una felicidad. Tuve muchos problemas en mi equipo por ir a la Selección, el presidente no quería perderme seis meses y me mandaron a préstamo porque pensaron que iba a ir al Mundial, al final también yo quería ir a Saprissa, pero no se dio lo del Mundial", valoró.
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El romperredes batalló desde que regresó a Tailandia con la sombra del descenso y a falta de dos fechas para que terminara el torneo cayeron en los puestos de zona roja y no pudieron salir.
El día que la pérdida de categoría se consumó, un desconsolado Rodríguez se encontró en el camerino del Glass pidiendo explicaciones sobre lo que había sucedido.
“Yo lloré montones, apenas terminó el partido me fui para el camerino y no comprendía. Nunca había pasado una situación como esta, al final entendí que uno estaba expuesto a que sucediera esto.. Ahora tocará jugar en la liga dos y nada, pues vamos a ver qué pasa”, profundizó.
Pese a que ya se encuentra mentalizado en afrontar la liga de ascenso, el costarricense no esconde que él explora otras posibilidades y no descarta abandonar Tailandia o encontrar otro mercado.
Ir a Israel es una posibilidad, también hay acercamientos con otros equipos de la máxima categoría tailandesa.
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“Tengo a mi agente trabajando, con lo de Israel ya se han hablado muchas cosas, pero igual mientras no haya nada firmado, nada se puede decir. Igual son muchas cosas que tengo que valorar, por lo que si en dado caso hay que afrontar la liga de ascenso, pues se afronta”, mencionó.
Ariel está bien en Tailandia, al punto que sus hijas tienen vida hecha en este país. Ante esto tampoco hay una urgencia por abandonar ese país.
"Hay factores, digamos volver al país (Costa Rica) sí es más complicado porque a mí me queda un año de contrato y usted sabe que la parte económica es algo a tomar en cuenta, más en una carrera tan corta. Al final sería que Saprissa me compre o que yo negocie un finiquito y no es tan sencillo", dijo.
En la segunda división, el goleador tendría que acostumbrarse a un fútbol de más contacto.
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Por otra parte, el ofensivo recordó una situación que también lo golpeó bastante.
El Bangkok Glass disputó la final de la Copa de Tailandia, empero en el duelo que iban perdiendo 1 a 0, el nacional falló un penal en el último minuto.
“Lo de la Copa fue lo más duro porque era la única esperanza que teníamos para dar una felicidad, al minuto 90 con el VAR nos dan un penal, todos mis compañeros celebraron la obtención del penal, luego yo tiré y fue muy duro fallarlo porque yo había practicado, al final fallé... Lloré montones, la afición gritaba mi nombre y al final fue algo muy triste, todavía ahorita cuando me acuesto a dormir queda la imagen del portero tapándome el penal”, señaló.
El otro gran lamento del jugador es el golpe que digirió al no asistir al Mundial de Rusia 2018, sobre todo porque él había entrado en una serie de conflictos con su club para buscar el boleto a la Copa del Mundo.
Así, un día el presidente del Bangkok le dijo a Ariel que si su prioridad era la Selección, debía salir del club, ya que él no quería perder un jugador por seis meses, ante esto el tico aceptó venir cedido al Saprissa.
“Me lesioné tres veces por los viajes, recuerdo las dolencias que fueron en la Copa Oro, Copa Centenario y luego contra Panamá. Yo fui 10 veces a Costa Rica y aunque era muy cansado, yo lo hacía con la ilusión de ir al Mundial... Al final no fui tomado en cuenta, pero yo di todo, imagínese que tengo tres partidos y dos goles, eso me deja tranquilo, yo estaba preparado para ir al Mundial”, sentenció.
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La sonrisa se la dibujó el título que consiguió con Saprissa en el primer semestre, cuando marcó siete goles en 922 minutos disputados.
"Siempre poder jugar con el Saprissa, salir campeón y demás me pondrá feliz", concluyó.
La ansiedad porque llegue el 2019 es notaria en Ariel, quien tiene sed de revancha y anuncia: “Esto me hará más fuerte, voy con todo a escribir un nuevo libro”.