Múnich. El argentino Diego Armando Maradona volvió a las canchas de fútbol para jugar buena parte del partido en que el Lothar Matthaeus le dio su adiós definitivo al Bayern de Múnich, aunque no al fútbol puesto que al veterano jugador aún le queda por delante la Eurocopa 2000 con la selección alemana.
Maradona, invitado especial de Matthaeus, salió encabezando al Bayern y, antes de pisar el terreno de juego, se fundió en un abrazo con el capitán de la selección alemana, Oliver Bierhoff.
Ya en el campo, el argentino hizo unos trucos con el balón que desató los aplausos del público que prácticamente hasta el final había dudado que quien una vez fue el mejor jugador del mundo fuera a jugar, así fuera sólo por unos minutos.
Después, salió al campo el homenajeado, con la camiseta de la selección alemana para el primer tiempo puesto que quería terminar el partido con el uniforme del Bayern en el segundo, y saludó a los otros jugadores, dándole especial énfasis al saludo a Maradona a quien le dio un efusivo abrazo.
El presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Egidius Braun, le entregó un trofeo conmemorativo en el que según dijo, están inscritos todos los títulos que ha ganado.
"Ojalá que no estén todos", dijo Franz Beckenbauer en alusión a la Eurocopa 2000.
Desde que se empezó a planificar el partido de despedida, el gran anhelo de Matthaeus, que tiene la misma edad de Maradona y jugó dos finales de Copa del Mundo contra el argentino, era que el legendario jugador, pese a todos sus problemas de salud, estuviera al menos como huésped de honor en el Estadio Olímpico de Múnich.
Maradona no sólo aceptó venir a Alemania, sino que evidentemente se preparó para jugar como lo demostró en algunos pasajes del primer tiempo en los que, pese a las evidentes limitaciones de su estado físico, llenó de magia el campo de juego.
Uno que otro taquito, algún pase de cuarenta metros de distancia que llegaba a su destino, un par de paredes con Paulo Sergio y, en el momento en que Carsten Jancker abrió el marcador para el Bayern, fue el primero en acercarse a abrazarlo con la sonrisa de toda la vida como si nunca se hubiera ido de un campo de fútbol.
"Ha demostrado que fue un gran jugador y que la técnica no se olvida", señaló el seleccionador alemán, Erich Ribbeck, al término del partido.
En el segundo tiempo, después de que Alemania empatara mediante un disparo de 25 metros de Thomas Haessler, Maradona ya no volvió al terreno de juego pero otro viejo compañero de ruta de Matthaeus, Jürgen Klinsmann, entró al terreno de juego.
Matthaeus volvió al terreno de juego con la camiseta del Bayern, se comió un gol hecho que hubiera sido una hermosa despedida y, en el minuto 82, después de abrazar a Klinsmann, le dijo definitivamente adiós al Bayern de Múnich, el equipo por el que tanto hizo y que tanto hizo por él.
"Yo diría que él es el jugador del siglo", dijo Beckenbauer al terminar del partido y después de recordar los más de diez años en los que Matthaeus ha pertenecido a la elite del fútbol mundial.