Suzuka, Japón. El español Fernando Alonso está a un punto de renovar su título Mundial de Fórmula 1 después de ganar ayer el Gran Premio de Japón, penúltimo de la temporada, en el que abandonó por rotura de motor el alemán Michael Schumacher.
El gran golpe de efecto llegó en la vuelta 36 de las 53 que se corrieron en Suzuka. Schumacher marchaba en primera posición con casi seis segundos de ventaja sobre Alonso, pero entonces el motor del Ferrari se rompió por primera vez en toda la temporada.
El abandono dejó la carrera y el cetro mundial en manos de un Alonso que a duras penas podía creer en su suerte. Es líder con 126 puntos, por 116 de Schumacher.
Eso significa que el alemán necesita ganar en Brasil el 22 de octubre y que Alonso no puntúe. Es decir, si el español suma al menos un punto en Interlagos, será campeón independientemente de lo que haga Schumacher.
Fue el primer triunfo de Alonso desde Montreal, el sétimo del año y el decimoquinto de su carrera. Su alegría al cruzar la meta fue indescriptible. Saludó a sus mecánicos en el muro y se dedicó a dar volantazos de izquierda a derecha dejando su satisfacción escrita con su neumáticos en el asfalto.
Al llegar a los boxes, saltó la valla y dedicó un particular baile a todo su equipo.
Las caras en el box de Ferrari y del propio heptacampeón mundial, por el contrario, lo decían todo. Habían remontado en la segunda parte del campeonato los 25 puntos de ventaja que tenía Alonso a finales de junio y la semana pasada en China habían empatado con el español y le habían arrebatado el liderato gracias a que Schumacher sumaba una victoria más.
El pánico había cundido en Renault y Alonso había comenzado a criticar abiertamente a su equipo y a su compañero, el italiano Giancarlo Fisichella. En Japón el Mundial parecía teñirse de rojo después de los entrenamientos y la clasificación, con Schumacher en la segunda posición con su compañero Felipe Massa en la pole position y Alonso quinto.
Giro. Pero todo cambió por culpa de un motor que Ferrari jamás pensó que podía romperse. Ese mismo propulsor lo usó Schumacher en Shanghai bajo la lluvia.
La rotura justo cuando pasaba por debajo del particular puente de Suzuka, un circuito en forma de “ocho”, envió a un segundo plano lo ocurrido en el resto de la carrera. Schumacher había adelantado a Massa ya en la segunda vuelta, y Alonso se había deshecho de los Toyota en el giro 12.
Ferrari tenía inesperados problemas con sus neumáticos Bridgestone y los Michelin de Renault rendían por encima de lo esperado. Y Alonso consiguió adelantar a Massa en el primer repostaje.
Por delante solo quedaba Schumacher y el español comenzó la remontada. Pero nunca se sabrá si lo hubiera alcanzado, porque el Ferrari se rompió. Con el camino libre, Alonso bajó las revoluciones de su motor y se marchó hacia la victoria.