Por primera vez en la historia, una costarricense nadó la demandante competencia de Tampa Bay Marathon Swim, que consta de 38,6 kilómetros en el mar, una de las más extensas del mundo.
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Carolina Mora, de 41 años, es una nadadora de aguas abiertas experimentada. Su mente ya está entrenada para soportar esas distancias, pero era su debut en más de 30 km consecutivos. Por etapas había hecho 66 km en cuatro días.
Para llegar a la prueba de Tampa hizo varios fondos y el de mayor longitud fue el cruce ida y vuelta en Golfo Dulce, con 28 kilómetros.
Ese entrenamiento lo realizó el 16 de marzo con sus compañeros Rocío Mora y Diego Cantillo, hasta ahora los únicos ticos en nadar esa travesía.
Sin embargo, en competencia Carolina tenía el tope de los 21 km, en Key West (Miami) y en Golfo Dulce.
Por eso, Tampa marcaría un logro importante en su currículo.
La tica pasó 12 horas y 13 minutos en el mar, entre las 7 a. m. y 7 p. m. Sin oportunidad de sostenerse del bote y kayak que la acompaña; si paraba, tenía que mantenerse flotando.
Eso lo hizo cada 30 minutos, que es el lapso de tiempo que dejaba pasar entre cada alimentación.
Mora consumió un suplemento alimenticio líquido, que contenía grasas, carbohidratos y proteína. Lo único sólido que comió fue un "cuadrito" de chocolate con menta y una fresa.
"Fue para sentir algo en el paladar, intenté comer un puré para bebé, pero la sensación del gel me dio como ganas de vomitar".
Recurrió a la fresa en un momento en el que la mente quería volverse en su contra.
Llevaba 29 kilómetros y se empezó a decir a sí misma que no se sentía bien y ahí pensó en pedir la fruta.
"Respiré profundo y después nadé pecho por un rato, mentalmente yo misma me mentalicé, me dije que me sentía bien, que faltaba poco, tuve como que me reiniciarme. En el bote estaba mi esposo y tenía un apoyo increíble de él", recordó.
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Una de sus estrategias para sentirse con el control dentro del agua es visualizar la carrera y días antes la había estudiado. Además, intenta ponerse metas a corto plazo, por ejemplo, llegar a un puente, y después poner como meta un edificio que vea cercano, y así sucesivamente.
Sabía los riesgos que podían haber en la competencia, como sucedió con el viento.
"Estuvo realmente muy dura, solo los primeros seis kilómetros estuvieron bien, con un mar manejable, después de ahí empezó mucho viento, con decirle que me sentía como una hoja en el agua, el oleaje era grande. Siempre se ve la costa, pero me sentí en miedo de la nada", contó.
Por momentos eso la hizo sentirse “estacionada” en un mismo punto, por más que daba brazadas, no avanzaba. Eso explica por qué la competencia la trasladaron de sábado a domingo, ya que el viernes hubo una tormenta.
Pese a los inconvenientes normales de una maratón de este tipo, la nacional se sintió en buenas condiciones, sin problemas estomacales y con energía.
Eso sí, Mora salió del agua tan cansada, que ni siquiera el hambre era una necesidad primaria. Tomó mucho jugo de arándanos y después de regresar al hotel y bañarse, cenó una sopa de pollo.
Sus dos protectores solares le evitaron quemaduras: primero se puso una capa de bloqueador 100 y encima óxido de zinc. El agua tenía una temperatura de 23 grados, por lo que el frío no fue un problema.
De los siete participantes, tres no pudieron culminarla, quedaron en los kilómetros 33, 25 y 20. El ganador hizo 10 y 9 minutos, y la primera mujer 12 horas y 3 minutos.
Diez minutos después entró Carolina, con la satisfacción de terminar un proceso que empezó en diciembre con los entrenamientos.
“Me siento muy feliz, personalmente muy satisfecha, creo que no debemos ponernos límites, si se trabaja con disciplina y constancia se logra”.