El orgullo de Puriscal, Andrea Carolina Vargas Mena, bicampeona panamericana en la prueba de los 100 metros vallas, fue recibida como una heroína en el pueblo que la vio crecer y convertirse en una de las grandes atletas de Costa Rica.
Después de conquistar la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 (Perú) y Santiago 2023 (Chile), Andrea quedará en la historia del deporte costarricense, al igualar la hazaña de la nadadora Sylvia Poll, quien se llevó la presea dorada en las justas continentales de Indianápolis 1987 (EE.UU.) y La Habana 1991 (Cuba).
Andrea, quien llegó este lunes al país alrededor de la 1 p. m., recibió un cálido homenaje por parte de la Municipalidad de Puriscal y el BAC, junto a su madre y entrenadora Dixana Mena, su hermana Noelia Vargas, quien también participó en los Panamericanos de Santiago 2023, en los 20 kilómetros marcha, y su pequeña hija Avril.
La joven que creció entrenando en la acera con vallas de tubo PVC confeccionadas por su padre, estudiante modelo y abogada de profesión, retornó a su pueblo victoriosa, tal y como lo hizo después de su actuación hace cuatro años en Lima o en el Mundial de Atletismo de Doha, Qatar, donde logró una increíble quinta posición, también en 2019.
Con una gran sonrisa y la mirada atenta de su hija Avril, Andrea saludó a sus amigos y vecinos, que no dudaron en llegar al parque de la localidad para escuchar el mensaje de la mayor de las Vargas, mientras la alegría de una bulliciosa cimarrona amenizaba la tarde.
Andrea nuevamente expresó su orgullo de ser puriscaleña, de ser entrenada por su madre y del apoyo incondicional de su hermana menor Noelia, así como de su hermano Alejandro y su padre Juan Vargas, quienes muy pocas veces salen en los medios de comunicación, pero son parte fundamental del exitoso equipo familiar que tantas alegrías ha dado al deporte costarricense.
Cuatro kilómetros antes de llegar al parque de Puriscal, los puriscaleños se aglomeraron para recibir en caravana y aplaudir a Andrea Vargas, quien no pudo contener la emoción que la embargó, tras un año complicado, donde debió superar lesiones y duras situaciones familiares, como la muerte de su abuelita Gerardina Mena a los 85 años.
Andrea comentó que continuará entrenando, dándolo todo por su Puriscal. A su pueblo lo lleva en el corazón, pese a que hace cuatro años vive en Portland, Estados Unidos, donde se trasladó con su esposo David Jiménez y su hija Avril, debido al trabajo de su esposo. Ahí entrenó durante los últimos meses para que todos los costarricenses se sientan orgullosos de sus hazañas deportivas.
Ahora, su objetivo será clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024, ya sea por marca mínima (12:77) o al estar entre las 32 mejores vallistas del planeta, de acuerdo al escalafón del World Athletic, ente que rige el atletismo mundial.