Una trepidante salida, el esfuerzo casi sobrehumano por alcanzar la gloria y las lágrimas de emoción mirando al cielo y recordando a su abuelita Gerardina Mena, retratan el esfuerzo de la vallista Andrea Vargas, quien logró la primera medalla de oro para Costa Rica en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023.
Andrea conquistó la prueba de los 100 metros vallas este miércoles en una carrera extraordinaria, donde se sobrepuso a una pista mojada y al frío, lo que complicó aún más la prueba. Sin embargo, su enorme esfuerzo y dedicación le permitieron alcanzar la presea dorada y engrandecer aún más su legado en el atletismo.
Vargas triunfó con un tiempo de 13 segundos y 06 centésimas, superando en línea de meta a la cubana Greysis Robles con 13.09 y a la estadounidense Alaysha Johnson con 13.19.
Aunque debido a las condiciones climáticas le fue imposible obtener la marca que le diera el boleto a los Juegos Olímpicos de París 2024 (12.77), Andrea se coronó bicampeona panamericana, demostrando su calidad al revalidar la presea dorada que también había alcanzado en los juegos de Lima, Perú, en 2019.
Visiblemente emocionada, la bicampeona panamericana agradeció a Dios, a quien le dedicó el cetro, así como a la Virgencita de Los Ángeles y por supuesto, a su familia.
“Estoy muy agradecida con Dios, me siento muy feliz, porque fue una buena carrera, sabía que tenía que salir con todo. La idea era buscar medalla y la marca para los Juegos Olímpicos. La marca tengo que trabajar más. En las semifinales estuve muy cerca (una centésima). Estoy muy cerca de clasificar a los Juegos Olímpicos. Esto ayuda mucho para el próximo año”, expresó Vargas.
“Voy paso a paso. Ni siquiera pensé poder estar aquí. Hace cuatro años me dije ‘¿quién sabe si voy a poder estar en Santiago?’ y ahora gano una segunda medalla de oro. Nunca lo pensé así, ahora solo nos queda seguir adelante”, enfatizó.
Andrea Vargas pasó momentos difíciles
Andrea explicó que hubo momentos complicados y situaciones difíciles que tuvo que afrontar, pero al final, con la motivación de su padre Juan Vargas, su hermano Alejandro Vargas, su hermana Noelia, su esposo David Jiménez, su hija Avril y su entrenadora Dixiana Mena, alcanzó la meta que se habían propuesto.
“Fueron muchas complicaciones a nivel de salud y de lesiones, así como familiares. Le dedico esta medalla a mi abuelita, quien falleció. Mi mamá y entrenadora saben lo duro que ha sido, a mi esposo también que tuvo complicaciones de salud. La familia siempre ha estado primero y me ha sostenido en los duros momentos”, reiteró Vargas.
La atleta puriscaleña también compartió que fueron meses de mucha angustia y zozobra debido a dolencias musculares y otras situaciones que la tenían muy preocupada.
“Le hice la promesa a Dios de dedicarle el oro Panamericano. Agradezco a Dios y a la Virgen de Los Ángeles, se los dedico con todo el corazón y amor del mundo. Sé que Dios me ha levantado, soy una persona de mucha fe. Han sido años duros. Desde hace tres años, han sido puras lesiones, pero estos últimos meses fueron de mucho cuidado gracias a mi entrenadora y pude mejorar mi nivel poco a poco”, añadió Vargas.
Sobre la carrera y su bicampeonato en Santiago de Chile, recordó que no fue sencillo, especialmente porque en el ciclo olímpico anterior su madre y entrenadora siempre estuvo a su lado. Mientras que la presente y por la pandemia de la Covid-19, los entrenamientos remotos fueron complicados y lamentó la ausencia de su madre.
“Las competencias de Lima 2019 y la de Santiago 2023 fueron muy diferentes, desde el clima hasta la locación de la competencia. Estuve más tranquila que en Lima. En cuanto a la competencia, me ayudó entrenar con fríos bajo cero en Portland, Estados Unidos, donde vivo con mi familia. Fue más duro entrenar allá, que competir aquí”, resaltó Vargas.