Arnoldo Herrera se acostumbró a batir récords, tanto propios como de otros nadadores, y de esa misma forma se terminó ganando el cupo para representar a Costa Rica en los Juegos Olímpicos de Tokio.
La natación llegó a su vida desde niño, sobre todo cuando fue diagnosticado con asma, aunque también hubo influencia por la profesión de sus padres, ambos biólogos marinos.
El objetivo de aprender a nadar rápidamente se convirtió en su pasión y a partir de 2009 lo tomó de forma más competitiva en el equipo de Belén, donde aún pertenece.
Con 25 años, Herrera prácticamente ha dedicado la mitad de su vida a la natación, lo cual se traduce también en miles de madrugadas y tardes en la piscina.
Su evolución le permitió obtener una de las dos tarjetas de invitación (wild card) para este deporte, al ser el nadador costarricense mejor ranqueado. En femenino el cupo fue para Beatriz Padrón.
Antes de recibir la noticia, el tico ya había hecho su trabajo, al romper tres marcas en el estilo pecho.
Fue en diciembre anterior, durante el campeonato nacional de Paraguay, cuando Herrera acabó con las anteriores récords en 50, 100 y 200 metros pecho.
El mejor tiempo, asegura, fue en 200 metros pecho (2:19.71), la prueba que lo tendrá en en el Centro Acuático de Tokio el próximo martes 27 de julio.
Ese crono también le permitió acabar con una añeja marcas de 30 años, la cual ostentaba el costarricense Joaquin Laguier desde 1991. Pero también impuso 1:04.56, dejando atrás a José David Solís, quien ostentaba la marca desde Barranquilla 2018. Mientras que en los 50 metros rompió su propio tiempo, pasando de 29.44 (Managua 2017) a 29.22.
“Desde pequeño a uno lo ponen a nadar de todo y conforme uno va desarrollando los entrenadores ven las condiciones para un estilo. Yo solo siempre tuve la facilidad de nadar pecho, y más grande mi entrenador dijo que era el momento de especializarse en el estilo”, recuerda Herrera, quien considera que este estilo tiene muchísima técnica.
Precisamente, eso se debe cuidar durante la competencias, pues cualquier error es sancionado.
“Es fácil que a uno lo puedan descalificar, se debe tener mucho cuidado, especialmente en la primera entrada al agua. Durante el nado puede que se ondule mucho el cuerpo, como en mariposa, y eso es descalificación. También siempre estar atento en los toques porque las manos deben tocar (la pared) al mismo tiempo, ni una antes ni una más arriba”.
En Tokio disfrutará de unos pocos minutos con los que siempre soñó, desde el momento en que se enteró de la existencia de los Juegos Olímpicos.
“Es algo difícil de alcanzar, sé que no muchos atletas tienen la oportunidad de llegar. Cuesta creérselo, cuando me preguntan, me dicen algo o me felicitan, siempre cuesta asimilarlo”.
Su enfoque es seguir rompiendo marcas, pero ahora en un escenario soñado, donde posiblemente disfrutará como nunca del deporte que lo transporta a sentimiento de tranquilidad.
“Creo que lo que más disfruto de la natación es como uno se desconecta del estrés del día a día, al estar uno con uno mismo, el agua, uno no escucha afuera, es algo bonito para poder dejar un poco de lado el día a día. Enfocarse en ese momento, lo disfruto mucho. Soy muy competitivo, entonces vencerme a mí mismo me llena”.
Así como la natación le dará la posibilidad de estar en la cúspide del deporte, también le permitió conseguir una beca en Estados Unidos para sacar su carrera universitaria en Tecnología de Ingeniería Eléctrica, además ahora cursa una maestría en Ingeniería en Dispositivos Médicos en el Instituto Tecnológico de Costa Rica.