Pekín. La ceremonia de apertura de Pekín–2022 comenzó este viernes, convirtiendo la capital china en la primera ciudad en organizar los Juegos de Verano y de Invierno, un hito en la historia olímpica, pese a un contexto complicado, entre covid y tensiones diplomáticas.
Como en los Juegos de Verano del 2008, el Estadio Nacional de Pekín, más conocido con el apodo de “Nido del Pájaro”, alberga el brillo de la ceremonia de inauguración de los Juegos de Invierno del 2022. Igual que hace catorce años, este espectáculo fue concebido por el realizador chino Zhang Yimou, autor en el 2008 de una celebración patriótica y colorida, con 14.000 figurantes, bailarines y acróbatas, bajo una profusión de fuegos artificiales y de efectos especiales.
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Zhang Yimou prometió un espectáculo “totalmente innovador”, reconociendo que tuvo que considerar las gélidas temperaturas (-6°C anunciadas) y la amenaza epidémica para concebir su ceremonia, que reuniría esta vez “solo” a 3.000 artistas, con una gran mayoría de adolescentes.
Como dice la tradición, la 24.º edición de los Juegos Olímpicos de Invierno de la historia solo comenzará oficialmente cuando el presidente chino Xi Jinping los haya declarado “abiertos”, según la fórmula decidida a tal efecto. El resto, desde el guion de la ceremonia hasta la identidad del último relevista de la llama que alumbrará el pebetero olímpico, son protegidos como secretos de Estado.
‘Simple, seguro y espléndido’
“El período es diferente. Nuestro concepto es simple, seguro y espléndido”, adelantó Zhang Yimou. Estos son los segundos Juegos que se celebran en era de coronavirus, tras los de Tokio el año pasado, serán difícilmente una fiesta.
Los deportistas están confinados en una burbuja sanitaria y sometidos a controles PCR cotidianos. Como Pekín aplica una estrategia cero covid, ningún contacto es autorizado con la población. Las tribunas de los sitios de competición estarán parcialmente llenas, pero solo por “invitados”, quienes deben respetar las distancias sociales.
Entre los espectadores de la ceremonia de apertura, boicoteada por varios países occidentales con Estados Unidos a la cabeza para denunciar las violaciones de los derechos humanos en China, se anunció la presencia de una veintena de dirigentes mundiales, incluido el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres; el presidente ruso, Vladimir Putin; su homólogo argentino Alberto Fernández y ecuatoriano Guillermo Lasso.
En una reunión bilateral con Xi antes de la ceremonia de apertura, Vladimir Putin celebró las relaciones “sin precedente” que tiene con China y fustigó al Occidente. Putin y Rusia están en el centro de la atención internacional. El Kremlin es acusado por Occidente de querer invadir Ucrania, debido a los aproximadamente 100.000 militares rusos desplegados desde hace semanas en la frontera de su vecino pro-occidental.
En este contexto tenso, el gobierno ucraniano pidió a sus representantes en Pekín que no confraternicen con los rusos, en unos Juegos que se anuncian plenos de polémicas.
Manifestaciones
A miles de kilómetros de Pekín, en Lausana, medio millar de tibetanos se manifestó el jueves delante de la sede del Comité Olímpico Internacional (COI) para denunciar los “Juegos de la vergüenza”, las actuaciones de Pekín en la región himalaya y la represión religiosa y cultural. En Hong Kong, un activista prodemocracia fue detenido por “incitar a la subversión”, justo antes de una protesta organizada contra los Juegos Olímpicos.
En Los Ángeles, medio centenar de manifestantes se reunió delante del consulado de China. En el mundo entero, se lanzaron llamamientos para organizar protestas que denuncien las violaciones de los derechos humanos en Xinjiang contra los uigures —grupo étnico túrquico originario y culturalmente afiliado a la región general de Asia central y oriental—, pero hasta ahora se trata de manifestaciones menores.
Otra polémica es la del impacto medioambiental de estos Juegos que se disputan en un clima glacial pero semiárido, en pistas nevadas artificialmente y en estaciones de esquí acondicionadas para la ocasión. “Hoy podemos decir que China es un país de deportes de invierno”, aseguró el jueves el presidente del COI, Thomas Bach.
Mientras tanto, los aproximadamente 2.900 deportistas, que representan a 92 países, para un total de 109 títulos olímpicos en juego, intentan mantenerse al margen, centrándose en que los Juegos son un momento único en sus carreras.
La mayoría se centran en el deporte, pero a algunos les desagrada el tener que competir en China, como al británico Gus Kenworthy, subcampeón olímpico en el 2014 de esquí slopestyle. “No pienso que un país que tiene posturas terribles en materia de derechos humanos deba estar autorizado a recibir unos Juegos”, dijo.
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