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Las Vegas, conocida por los estadounidenses sencillamente como Vegas, o Sin City (Ciudad del Pecado), es la capital mundial del juego, de los casinos y de los espectáculos, y ahora también del boxeo.
El megacombate que sostendrán el sábado el estadounidense Floyd Mayweather y el filipino Manny Pacquiao promete romper todos los récords de recaudación para una pelea, al punto que ya se dice que será el evento deportivo que más ganancias genere en un dia, sólo detrás del Superbowl de fútbol americano.
Pero aparejado a los billetes verdes también llegan las consecuencias de tener concentrados a casi 2 millones de personas, en una ciudad de 600.000 habitantes, que han viajado hasta Las Vegas para ver esta pelea.
Y una buena parte de esa población flotante pujará por entrar la noche del sábado al hotel MGM Grand, sede de la llamada 'Pelea del Siglo'.
Aunque la gerencia del hotel ha tomado sus precauciones, en previsión de evitar incidentes violentos ocurridos en otras peleas, siempre habrá un margen abierto al imponderable.
El gigantesco resort, enclavado en el corazón de Las Vegas, ha sido sede de broncas históricas al calor de una pelea de boxeo. Y varias de ellas generadas después de combates de Mayweather.
El 14 de setiembre de 2013, después de que Floyd Mayweather venciera al mexicano Saúl 'Canelo' Álvarez, se desató una bronca tumultuaria cuando decenas de fanáticos comenzaron a correr, gritar como posesos y lanzar golpes a todos lados porque su ídolo azteca había sido derrotado.
Otra estampida se produjo al terminar el combate que Mayweather le ganó al argentino Marcos Maidana, el 3 de mayo de 2014, y que dejó un saldo de 60 espectadores heridos, varios de ellos niños y ancianos.
Según el informe policial, un panel cayó al piso mientras el público salía de la arena y fue confundido con un disparo. Ese fue el detonate de una estampida.
Pero la más memorable ocurrió el 9 de noviembre de 1996 cuando Mike Tyson le dio la famosa mordida en la oreja a Evander Holyfield.
El acto de canibalismo obligó a parar la pelea y a descalificar a Tyson, lo que enfureció al público, que inrrumpió en el casino para arrasar con todo a su paso, incluidas las fichas de $10.000 de las mesas de black jack.
El pobre león dorado que se encuentra justo en el centro del pulido vestíbulo de mármol, también ha sido testigo de una pelea que terminó en asesinato.
Al terminar la pelea en que Mike Tyson noqueó a Bruce Sheldon en el MGM Grand Garden Arena el 7 de septiembre de 1996, el rapero Tupac Shakur atacó a un miembro de una pandilla rival en el vestíbulo.
La bronca fue controlada, pero después la estrella del hip hop fue baleado varias veces en una persecución por las calles de Las Vegas. Shakur murió a consecuencia de esas lesiones seis días más tarde, y el asesinato sigue sin resolverse.
Pero el boxeo en Las Vegas es una profesión peligrosa como lo demuestran los casos del argentino Oscar 'Ringo' Bonavena y el árbitro Mitch Halpern.
Bonavena, destacado peso pesado de la década de 1970, llegó a protagonizar reñidos combates de título mundial contra Joe Frazier y Muhammad Ali. Su registro como boxeador fue de 58 peleas ganadas, 9 perdidas y 1 empate.
El 22 de mayo de 1976, Ross Brymer, un guardaespaldas del famoso burdel Mustang Ranch, le disparó a Bonavena por razones todavía no muy claras.
Brymer estuvo 15 meses en prisión, pena que luego le fue conmutada por la de homicidio involuntario.
Halpern, un hombre de 32 años que tenía un gran futuro y que ya había oficiado peleas de título mundial contra Mike Tyson, Evander Holyfield, Oscar de la Hoya y 'Tito' Trinidad, se suicidó el 20 de agosto del 2000, de un disparo en la cabeza, en su casa al sur de Las Vegas.
Aparentemente, no tenía motivos para matarse, aunque después se descubrió que tenía cuantiosas deudas de juego.