Gabriela Traña atraviesa uno de los momentos más complejos de su vida, ya que se encuentra luchando en dos frentes contra el cáncer: con su madre y su entrenador, quien prácticamente ha sido un padre para ella durante sus 30 años de carrera deportiva.
La atleta ha tenido que enfrentar en pocos meses el ajetreo de citas médicas y tratamientos, ya que ha acompañado tanto a doña Luisa Trigueros (su mamá) como a Juan Carlos Vega, su técnico.
No es la primera vez que Gabriela tiene un enfrentamiento con esta dura enfermedad, ya que hace ocho años su madre superó una afectación similar en uno de sus riñones.
“Hemos enfrentado esto con mucha fuerza. En esta segunda experiencia con mi mamá, en el útero, ella está recibiendo radioterapia y quimioterapia, aunque con menor intensidad. He vivido de cerca el proceso. Esto me ha ayudado a entender la mecánica, la ciencia aplicada al tratamiento, y eso nos está ayudando mucho. Ahora hay protocolos de atención eficientes; yo he diseñado los esquemas de alimentación, así que he podido aportar y estamos avanzando positivamente”, explicó Traña, quien es nutricionista.
En el caso de su entrenador, Juan Carlos Vega, también se encuentra en una etapa conocida como “secar la enfermedad por medio de la radioterapia”. Constantemente, don Juan Carlos asiste al Hospital México para enfrentar la afectación que tiene en la próstata.
“Me he sentido muy abrumada, ahora estoy más tranquila, pero obviamente la situación es compleja. También es una etapa en la que tengo que ser más fuerte que ellos, ya que ellos han sido mi apoyo. Ahora me toca a mí ser su apoyo. Al final, tienes que ser la persona fuerte, aunque antes eran ellos quienes cumplían ese rol”, relató.
La atleta que participó en los Juegos Olímpicos de 2008 y 2012 no oculta que en situaciones tan difíciles muchas cosas pasan por su mente.
“Tengo un equipo de atletismo con Juan Carlos, y hay muchas cosas por las que siempre tengo que preguntarle a él. Hubo un momento en que me sentí abrumada, en otro momento sentí la posibilidad de que mañana ya no estén aquí, así que es muy difícil. Pero lo que me brinda tranquilidad es que he dado todo por ellos y he disfrutado cada momento con ellos”, expresó con lágrimas en los ojos.
Como siempre ha sido en su vida, la nutricionista encuentra en el estudio una distracción necesaria para no ahogarse en las dificultades que se presentan. Por ejemplo, cuando era niña, también sorteaba ambientes difíciles gracias a su enfoque en las responsabilidades que tenía en casa.
“Eso tiene que ver con la familia, con los valores del hogar. Uno puede estar en el mejor o peor barrio, pero es la familia lo que uno proyecta hacia la sociedad. Vengo de una familia grande, pero trabajadora y creyente en Dios. Esos valores son los que me llevaron a ser la estudiante que fui y soy. El viernes viajo para asistir a una graduación en el Comité Olímpico Internacional, en el Museo de Suiza. Ahí completé un Diplomado en Nutrición Deportiva”, concluyó Traña, quien creció en Montecillos de Alajuela.