No puede decirse a ciencia cierta si fue por el cansancio, tras seis horas caminando montaña abajo o bien los paisajes y la naturaleza imponente, lo que dio origen a, lo que parecía entonces, una descabellada idea.
Quizás pudo ser la pasión por el montañismo y las carreras, lo que llevó al empresario Juan Carlos Crespo a visualizar aquella inédita competencia.
Crespo había sido el precursor de la afamada Media Maratón La Gloria, carrera pedestre que en la década de los 80 se consolidó como una de las mejor organizadas, con el beneplácito de los aficionados al atletismo costarricense; por ello, embarcarse en algo novedoso no era extraño para él.
Lo cierto del caso es que del hobby del montañismo y las pruebas atléticas, nació la Carrera del Chirripó, propuesta que al principio parecía una locura, pero que este sábado 17 de febrero cumplirá su edición número 30 cuando se inicie, como es costumbre, a las 7 a. m. en la plaza de deportes de San Gerardo de Rivas en Pérez Zeledón.
Crespo conversó con La Nación sobre los inicios de la prueba, pero confesó que no es algo suyo, sino propiedad de una comunidad que se esmeró en hacerla cada vez mejor y más atractiva.
“Todo inició en 1988 cuando venía bajando del Chirripó. Por aquellos días entre trillos angostos y complicados. Mi intención en un principio era correr una competencia de 160 millas en los Estados Unidos, de campo traviesa, para lo cual había solicitado toda la información y los reglamentos. Estaba muy entusiasmado máxime que siempre me gustó la montaña”, comentó Crespo.
Sin embargo, al comentar aquel anhelo de competir en el evento en territorio estadounidense con Rafael Fonseca, su amigo y compañero de viaje, todo dio un giro inesperado, en medio de los descansos y los resbalones del trayecto de 17 km que los separaba de la casa de los guardaparques en el cerro y San Gerardo de Rivas.
“Rafael me dijo que por qué no hacíamos nosotros una carrera al cerro Chirripó ida y vuelta con características similares a esa donde quería participar. La idea me gustó, pero sabía que no iba a ser fácil organizarla. Por eso decidí solicitar ayuda de amigos de la localidad y no competir con el fin de que todo saliera bien”, recordó Crespo.
Manos a la obra. El empresario tenía una buena amistad con el club de montañismo Alta Montaña; incluso, algunos de sus integrantes habían sido invitados a correr la Media Maratón La Gloria, por lo que fueron los primeros en ser integrados al proyecto, no solo como atletas, sino también para que colaboraran en la logística el día de la competencia.
“Se estableció un comité que empezó a trabajar en la organización de la carrera y además del grupo de Alta Montaña se le solicitó colaboración a los integrantes de Nido de Halcón —guías de montañismo que hasta la fecha ayudan con la asistencia—, así como a los arrieros, quienes en un principio no estaban tan bien organizados, pero su ayuda fue invaluable”, recordó Crespo.
Incluso, Juan Carlos convenció al atleta Rónald Lanzani de correr parte del recorrido para saber si era posible hacerlo, prueba que salió mejor de lo que él esperaba y no hubo inconveniente alguno para continuar con el proyecto.
Para el gerente general de la tienda La Gloria, la intención de la carrera desde un principio fue ayudar a la comunidad, que las ganancias y los beneficios fueran para el pueblo, así como crear consciencia y proteger el medio ambiente
Con esas consignas se estableció que la primera edición se realizaría el 25 de febrero del 1989 a las 7 a. m., con la participación de 50 corredores.
“La gente se organizó y realizó un baile en la plaza deportes (el día antes de la carrera), hicieron venta de comidas y la verdad fue un convivio muy bonito. Había una gran emoción, tanto de ellos (gente del pueblo) como de nosotros, porque todo saliera bien”, confesó Crespo.
Pese a que la ideó y colaboró para su reglamentación, Juan Carlos Crespo no corrió aquella primera edición. Su función fue encargarse de toda la logística, desde buscar patrocinadores, hasta tomar los tiempos de los corredores en la línea de meta y estar atento a todos los detalles.
“Me llena de orgullo que pese a que pasaron los años la carrera mantiene el ideal con que se creó. Durante 10 años estuvimos al frente, pero después se hizo cargo un comité organizador que continuó con sus ideales. Como dije, no es una carrera de Juan Carlos Crespo, todo se dio gracias al apoyo de personas como Luis Quesada, quien trabajó muy duro al igual que otros grandes colaboradores”, sentenció Crespo.
Precisamente Luis Quesada, quien ha estado por 29 años formando parte de diferentes comisiones del evento, recordó que junto a Juan Carlos Crespo, Édgar Garita y Albertino Navarro formaron el primer comité organizador para sacar adelante la carrera.
“A mí llegaron a buscarme en 1988 para que les ayudara y desde entonces estuvimos al frente como presidente del comité y encargado del cronometraje. Yo tomé el tiempo en aquella primera carrera, cuando Francisco Elizondo llegó de primero al punto de retorno en lo alto de la montaña y después perdió la carrera con Faustino Villarevia por 20 segundos”, añadió Quesada.
El comerciante isidreño aseguró que hay una gran cantidad de anécdotas, como en aquellos tiempos cuando la única emisora en cubrir el evento era radio Sinaí o bien que el punto donde se devolvían los atletas era en la casa de los guardaparques y no el refugio de Base Crestones como hoy en día. También el último en subir era el encargado de bajar con la lista de corredores que habían llegado para dar la premiación.