Cada vez que repaso la escena televisiva del cierre triunfal del ciclista Andrey Amador en la etapa 14 del Giro de Italia, una especie de disolvencia cinematográfica revela en mí la imagen de los pioneros.
Entonces visualizo a José Manuel Soto en un sprint electrizante contra su archirrival José Luis Sánchez, un pasado que vuelve y revive la intensidad sobre el asfalto en las Vueltas a Costa Rica.
Las victorias no nacen por generación espontánea. Cada triunfo de un deportista de la actualidad, entraña un afán anterior
“Ya me voy, porque tengo que llevar a mis carajillos a entrenar en la madrugada”, decía Rodolfo Amador a sus amigos, entre los que se encontraba mi hermano Federico García, quien me describía así la devoción que admiraba en don Rodolfo por sus hijos, los ciclistas Iván y Andrey.
Cada vez que miro las fotografías de Shirley Cruz envuelta en el pabellón tricolor, celebrando con el Olympique Lyonnais la Champion League de Europa, recuerdo mis largas conversaciones con María Elena Valverde, futbolista del equipo Costa Rica del año 1949, el primer conjunto del futbol femenino de nuestra historia.
A mi amiga María Elena aún le brillan los ojos cuando evoca su actuación con el Deportivo Costa Rica, el 15 de agosto de 1961.
En aquella oportunidad, las pioneras del futbol femenino saltaron a la gramilla del Estadio Nacional en el juego preliminar del partido internacional entre el Deportivo Saprissa y el Real Madrid. ¡Imagínense, en 1961!
Cuando las hermanas Sylvia y Claudia Poll nos hicieron llorar por sus hazañas en Seúl 1988 y Atlanta 1996, acudió a mi memoria María del Milagro París, mariposa ingenua de ojos asustados en la escalinata de un avión, abrazando al osito Misha, como sétima en el mundo en Moscú 1980.
Además, rememoro las jornadas de Gina Polini en su época de nadadora del equipo del Tennis Club. Hoy, nuestra periodista– ondina– atleta, avanza con ímpetu ejemplar en pos de alcanzar la orilla, en aguas de adversidad.
Las grandes victorias de Nery Brenes también registran antecedentes, como las hazañas de Rafael Ángel Pérez y Rónald Lanzoni, entre otros buenos atletas.
Cada éxito de hoy, entraña un sacrificio anterior. Porque el afán es un norte y las victorias no nacen por generación espontánea.
Felicidades a Andrey. Congratulaciones a Shirley. Elogios para Warner Rojas, el escalador de la nieve y para tantos deportistas que nos han llenado de orgullo, como Sharolyn Scott, como Hanna Gabriel y otros que peco al no mencionar en este espacio.
Al tomar la estafeta de los pioneros, nos hacen comprender que el esfuerzo de cada quien vale la pena. Y que la vida es lucha. Constante. Intensa. Interminable...