Al compartir los pormenores de la primera carrera de su nieta, Avril Jiménez Vargas, en los Estados Unidos, la entrenadora Dixiana Mena Torres se emociona. Sus ojos se iluminan y el tono de su voz refleja un orgullo inmenso por la pequeña de seis años.
La catalogada Mejor Entrenadora de América en el 2019, ganadora de la medalla de oro en los 100 metros con vallas en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, con su hija Andrea Vargas, y del sexto lugar con su hija menor, Noelia Vargas, en los 20 kilómetros marcha, dejó atrás su rigurosa disciplina, para darle paso al amor de abuelita, el cual no puede ocultar.
Ver a Avril competir la llena de nervios, sensaciones y recuerdos. Su memoria evoca los primeros pasos de Andrea, a la cual impulsó aún sin tener mayor conocimiento de atletismo, pero con la ilusión de que algún día cumpliera sus sueños de poder representar al país y participar en unos Juegos Olímpicos.
La pequeña Avril se impuso el sábado en una prueba escolar de 100 metros lisos, en la localidad de Hillsboro, Oregón, Estados Unidos, donde reside con su madre y su papá, David Jiménez. Actualmente ella practica fútbol, atletismo, gimnasia y natación, pero todo como un juego.
“A Avril la inscribieron para la competencia hace días. Andrea me contó que en la semana Avril le insistió en que la llevaran a la pista, le decía que cuidado se iba a entrenar sin ella, porque tenía que ganar la competencia. Que iba a darle duro”, narra la entrenadora a La Nación.
“Me explicó que Avril entró en una fase de empoderamiento de ella misma. Insistía en que iba a hacer las cosas bien, porque ella quería ganar la carrera. La verdad que nos sorprendió mucho su actitud por la edad que tiene”.
Pequeña muy segura
Dixiana, quien además de entrenar a sus hijas tiene un equipo de atletismo en Puriscal, considera que el observar día a día los entrenamientos de Andrea y ser parte de ellos desde muy niña, hicieron que la pequeña tomara la cosas con mucha seriedad.
“Como ve a la mamá estirando y haciendo calentamiento, cuando llegó a la competencia lo hizo súper segura. Se puso a estirar igual que la madre y le dijo que le diera salida: es decir, empezó a practicar el inicio de la prueba como lo entrena Andrea”, acotó Mena.
“Los chiquitos que iban a competir se quedaron viendo todo lo que Avril hacía, pero mi nieta se mantuvo tranquila, muy segura de lo que estaba realizando y repasando todo lo que ha visto hacer a la mamá durante los entrenamientos, previo a una carrera. Como la ha observado tantas veces le entraron esas ganas de ir a ganar y lo logró”.
Dixiana confesó que hasta llegar a la pista, Andrea y Avril no sabían que iba a competir contra niños y niñas, lo cual es algo muy normal en los Estados Unidos, pues hasta los 12 años las competencias son mixtas. Su nieta lo asumió sin temor, enfocada en la competencia, según cuenta su orgullosa abuela. Aunque como entrenadora toma el tema con calma, a sabiendas de que su nieta podría no llegar a ser atleta, tampoco puede evitar ilusionarse, sobre todo al detectar cualidades en la niña.
“La primera competencia de Andrea fue a los 4 años, para un Día del Niño, pero Avril comenzó antes. Su primera carrera fue a los tres añitos en la pista cubierta del Estadio Nacional, también en un evento para celebrar el Día del Niño. Ella ganó el primer lugar y desde entonces nos dimos cuenta de sus cualidades. De una forma más oficial lo hizo el pasado fin de semana en los Estados Unidos”, afirmó Mena.
“Sinceramente fue muy emocionante. Tanto Andrea como David (Jiménez) estaban muy nerviosos. A mí me pasaba lo mismo con las competencia de Andrea, hasta se me caía la cámara y no podía grabarla bien de la emoción”.
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