El subirse a un avión por primera vez y cruzar el Atlántico no intimidó a la atleta indígena Noyle Salazar, pero no poder comer arroz, uno de los alimentos que consume a diario, le provocó ansiedad, comentó Ricardo Arias, presidente de la Federación Costarricense de Deportes de Montaña (Fecodem).
Salazar, de ascendencia cabécar y madre de tres niñas, debutará este viernes 9 de setiembre en el Mundial de Campo Traviesa World Skyrunning, en la prueba de un ‘kilómetro vertical’, y al día siguiente tomará la partida en el Ultra trail de 31 kilómetros. La última competencia será de 61 km, el domingo.
La delegación tica, compuesta por los atletas Juan Ramón Fallas, el corredor que en más ocasiones ganó la Carrera del Chirripó, así como Fernanda Torres, Lorena Navarro, Natalia Rodríguez, Noyle Salazar, Jeremy Quesada y Erick Agüero, es una de las 35 que competirán en la localidad de Ossola, en el Piamonte, frontera con Suiza, rodeado de picos nevados de 4.000 metros.
Ricardo Arias, presidente de la Fecodem, comentó que el grupo está bien, sin problemas físicos o de adaptación y en especial Noyle, quien viajó el pasado domingo.
“Ella disfruta mucho el viaje, se adaptó muy bien. En el avión me senté junto a ella y en ningún momento le dio miedo, por el contrario, la mayor parte del tiempo la pasó muy tranquila y durmiendo, hasta que llegamos a Milán, Italia, en nuestra primera escala”, comentó Arias.
“De allí nos teníamos que trasladar en tren a Ossola, frontera con Suiza, pero como la línea estaba en mantenimiento, duramos como seis horas al tener que hacer varios transbordos. Por cuestión de logística debíamos viajar rápido, sin tiempo para almorzar o cenar, por lo que solo comimos panini o sándwich italiano en el camino”, relató Arias.
Cocinar pasta
El jerarca de la Fecodem confesó que ese fue el único momento donde Noyle no estuvo cómoda, pero rápidamente colaboraron entre todos sus compañeros para que se sintiera mejor.
“Nos dijo que no quería comer panini, que quería arroz. El problema es que allí no lo sirven como usualmente lo comemos en Costa Rica. Cuando llegamos a nuestro destino le buscamos pasta e incluso nosotros mismos le hicimos pasta en la concentración para que comiera a gusto. Ella comió y estaba más tranquila”, manifestó Arias.
Como la atleta vive en el asentamiento indígena de Sitio Gilda, a unas cuatro horas caminando de Grano de Oro de Turrialba, es muy poco lo que ha podido hablar con su familia, porque no hay señal de teléfono celular.
Para comunicarse deben caminar hasta la escuela más cercana, para buscar señal de internet y poder utilizar su teléfono móvil, luego de cargarlo con la energía eléctrica que producen mediante batería de automóviles.
“El equipo ya reconoció parte del recorrido, donde van a competir. El problema es que estamos como a 12 kilómetros y solo habrá autobuses el viernes, día de la competencia. La Selección ha logrado adaptarse y se mantiene corriendo por senderos cercanos a nuestro lugar de concentración. Para todos ha sido una experiencia muy importante y esperamos puedan lograr sus objetivos”, aseguró Arias.