Si conocer que su hermano menor había tenido un accidente de tránsito le causó un ataque de pánico a Alejandro Gil, escuchar al doctor decirle que debía despedirse de José Pablo, porque su diagnóstico no era bueno y solo tenía una hora de vida, fue un momento que aún le llena de consternación.
Por dos semanas lo miró postrado en la cama del hospital, irreconocible por los hematomas y los golpes que sufrió al golpearse con el parabrisas del automóvil en que viajaba, a la espera de que un coágulo de sangre en su cerebro no acabara con su vida.
Es por ello que cinco años después de aquella terrible experiencia, ver desfilar a José Pablo en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Tokio, Alejandro no puede contener sus emociones y confiesa entre lágrimas que toda su familia vivió momentos muy duros, que les cambió la vida, pero al mismo tiempo los hizo más fuertes.
José Pablo Gil, quien este jueves debutará en los Juegos Paralímpicos en la disciplina de la silla de ruedas, a partir de las 8 p. m. hora costarricense, logró superar todas sus dificultades, incluso convirtiéndose en una persona que inspira a quienes lo rodean.
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“Precisamente el martes, en la familia, hablamos de todo lo que pasamos; sus días en coma, que nos dijeran que no íbamos a volver a hablar con José Pablo, lo difícil y duro de su rehabilitación tras conocer que no volvería a caminar. Fue un proceso largo”, confesó el hermano mayor.
“Pero el que José Pablo pudiera recobrar la confianza, tener esa hambre de superarse y de volver a hacer deporte, luego de pasar por el luto de su lesión, cuando ni siquiera quería salir del cuarto o levantarse de su cama, son momentos que de pronto para nosotros se hicieron cortos, al mismo tiempo”.
Alejandro, quien estudió Psicología y es un ferviente practicante del porrismo, explicó que nunca fue sencillo para “Jopa”, pues no solo fue la rehabilitación sino además integrarse a la sociedad, porque la mayoría de las infraestructuras en nuestro país no están hecha para personas con discapacidad.
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“Al principio nosotros no pensábamos si iba a volver a caminar o no. Nos preocupa más sus funciones neuronales, su cerebro. Más allá de la discapacidad queríamos saber cómo iba a reaccionar, porque después de verlo irreconocible en el hospital, lo importante era su vida”, indicó Gil.
“Es por eso que al observarlo en el desfile, con esa sonrisa hermosa, que pensamos nunca íbamos a poder volver a ver nos llenó de una gran emoción, de felicidad, porque después de todo sentimos que este es su máximo momento de esplendor como deportista”.
Elegir deporte. La fortaleza de José Pablo, su deseo de recuperarse, de continuar con su vida, entusiasmo a su familia, quienes vieron cómo poco a poco empezó a surgir de su tristeza y se convirtió en un joven independiente y con deseos de comerse el mundo.
“Luego de salir del hospital y de haber iniciado su rehabilitación, un día me llamó y me dijo: Alejandro este es el próximo deporte que deseo practicar. Era brincar rampas y realizar saltos mortales en su silla de ruedas como el freestyle que practica Kenneth Tencio en su bicicleta. Le pregunté que cómo se le ocurría si acababa de pasar por un accidente de tránsito, pero él solo sonrío”, dijo Gil.
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“Después probó en el baloncesto, en el surfing, incluso viajando solo con algunas personas a Jacó, hasta que finalmente se inclinó nuevamente por el tenis, una disciplina que por muchos años le dio grandes triunfos y por la cual había sido becado en los Estados Unidos, antes del accidente”.
El darle libertad de movimiento, no tocar su silla de ruedas o incluso dejarlo bajar las gradas en su silla, a pesar que muchas veces se cayó, fueron momentos que los unió y al mismo tiempo le enseñó a la familia que José Pablo quería tener su espacio, su independencia.
“Como siempre nos gustó hacer montañismo junto a mi padre, nos internamos con José Pablo por senderos: mi padre lo llevaba en la espalda y yo llevaba la silla de ruedas, queríamos vivir esas experiencias nuevamente, compartir esos momentos”, aseguró Gil.
Es claro que Alejandro se siente muy orgulloso al hablar de su pequeño hermano, de cómo venció los obstáculos e incluso hoy tiene un proyecto con personas en sus mismas condiciones, con el fin que practiquen deporte y pueda superarse así mismos, para seguir adelante con sus vidas.
“José Pablo tuvo mucha suerte al no morir en aquel accidente. Su determinación, esfuerzo y trabajo para recuperarse hoy lo tienen en los Juegos Paralímpicos, cinco años después de que estaba en coma, luchando por su vida. Eso nos llena de mucha alegría y sobre todo de esperanza, porque su carrera deportiva apenas empieza, sabemos que en el futuro va a superar todo lo que ha hecho”, reiteró Gil.
En Breve
José Pablo Gil
Disciplina: Tenis de mesa.
Categoría: En silla de ruedas.
Horario: Inicia su participación este jueves 26 de agosto, a las 8 p. m., hora costarricense.