San Joaquín de Flores, Heredia. Sesiones interminables de terapia enmarcadas entre lunes y viernes mantienen sumido al tenista nacional del 21 años José Pablo Gil Rodríguez.
Cuando este 31 de diciembre comience la edición número 54 de la Copa del Café, con su fase previa, sus amigos y excompañeros recordarán al alegre joven que representó al país en cuatro ocasiones y que actualmente sostiene el partido más importante de su vida: una lucha abierta con la esperanza de volver a caminar.
Todo cambió para José Pablo el pasado 19 de agosto, cuando regresaba de una cena de despedida que le ofrecieron sus amigos, pues a la semana siguiente partiría del país, becado para estudiar administración de empresas en la universidad de Azuza, en Los Ángeles, Estados Unidos, donde jugaría al tenis por cuatro años.
Un vehículo se le atravesó al auto donde viajaba con unos amigos, en las inmediaciones del Real Cariari, y los obligó a realizar una maniobra para evitar chocar, pero desafortunadamente fueron a dar la cuneta y en el accidente José Pablo sufrió serias lesiones en las vértebras de su columna, que lo mantienen sin movilidad del tórax hacia abajo.
El joven de 21 años, quien en dos ocasiones fue la primera raqueta de nuestro país en la Copa del Café, despertó del coma inducido después una semana hospitalizado y allí empezó una lucha por recuperarse y volver a ponerse en pie.
“Los anteriores cuatro meses fueron bastante duros, de muchas molestias, dolores y demasiadas limitaciones. En las últimas semanas hice mucha terapia, lo cual incidió en que la aflicción disminuyera en zonas donde originalmente hubo más afectación” , comentó el joven tenista.
‘Jopa’, como le conocen sus familiares y amigos, se levanta alrededor de las 3 a. m. para asistir a las terapias en el Centro Nacional de Rehabilitación, en el Hospital CIMA de San José y el gimnasio Sinapsis de neurorehabilitación ubicado en Moravia
Al mismo tiempo, se le aplica un avanzado y costoso tratamiento con células madres, con la finalidad –en términos generales- de regenerar partes esenciales de su cuerpo que resultaron seriamente dañados.
“Aunque en los últimos días hayan aparecido brotes de dolor en puntos en donde antes no los hubo debo aclarar que estoy satisfecho con los avances y cómo reacciona mi cuerpo pese que en el fondo persiste una pequeña molestia”. agregó el tenista.
Alejandro Gil, padre de José Pablo, no oculta las horas de incertidumbre que han pasado, pero les fortalece el esfuerzo inquebrantable de su hijo.
“Esta es una carrera contra el tiempo. Ante nosotros tenemos un plazo de un año y medio para sacarle el mejor de los provechos a la rehabilitación y los tratamientos médicos. Los expertos dicen que la mejoría que no se consigue en este lapso difícilmente se podrá alcanzar posteriormente, por lo que hay que luchar ”, puntualizó su padre.
José Pablo pone buena cara, en el tie break de su vida, ese desempate cuando un set llega a la máxima paridad con un 6 a 6. Él sabe que en esas instancias la actitud es muchas veces decisiva. A él, espíritu de lucha le sobra.