Cuando ingresa al rectángulo de juego Joshand Johnson Smith no puede pasar desapercibido.
Con sus 1,92 metros de estatura, a pesar de solo tener 12 años, el limonense parece un gigante entre sus compañeros de la escuela Balvanero Vargas de Cieneguita, que obtuvo el cuarto lugar en la final nacional de baloncesto escolar, celebrado la semana anterior en la Amadita Primary School, en Coronado, San José.
Joshand, de carácter afable, no oculta que es blanco de bromas de sus amigos y que a menudo lo paran en la calle para pedirle fotografías, pues sorprende por gran estatura.
“Lo de la altura es de familia. Ya incluso le pasé a mi papá que mide 1,85 metros y a mi mamá que mide 1,80 metros. Tengo un tío que mide 2,15 metros que jugó baloncesto. Me dicen que posiblemente llegaré a ser tan alto como él, que voy a ser enorme cuando tenga 15 años”, expresó Johnson.
El estudiante de sexto grado confesó que siempre le gustó el baloncesto y por esa razón su madre decidió matricularlo en la escuela de Cienguita, pues el profesor de educación física, Johnnys Gallo, tiene un proyecto de más de 50 niños a los cuales instruye y los ha llevado a cinco finales nacionales consecutivas.
“Mis compañeros me dicen gigante, pero yo no me me enojo, sé que son bromas. Apenas tocan el timbre de recreo me voy en carrera a la cancha a jugar baloncesto. Es un deporte que me apasiona. Me gusta anotar bastantes puntos y hacer tapones a los rivales. A mí me gustaría llegar a ser un jugador profesional de la NBA”, indicó Johnson.
Eso sí, el joven limonense es sincero y aseguró que debe mejorar mucho en sus tiros libres y la posesión de la pelota, pero tiene claro que aún puede aprender mucho con su entrenador y sus padres, quienes lo apoyan a hacer deporte.
Ser tan alto también tiene sus inconvenientes, pero Joshand ha sabido lidiar con su estatura tanto dentro como fuera de la cancha.
“La gente se me queda viendo, más aún cuando juego con mi escuela. Mi cama mide 2 metros de largo y como calzo 47. Tengo que mandar a traer mis zapatos en línea porque aquí en el país casi no encuentro mi número”, contó Johnson.
Apoyo ante la adversidad. Joshand vive a la altura de los de su edad, más allá del contraste a la vista cuando comparte con compañeros como Schneiderth Umaña, quien es uno de los más pequeños y mejores jugadores del equipo, con 1,38 metros de estatura, buen pasador, con habilidad para encontrar siempre al más alto debajo del aro.
“Me llevo bien con todos los compañeros, tengo muchos amigos y no peleamos, Me gusta mucho jugar baloncesto y más cuando ganamos. Por eso siempre trato de darle la bola a Joshand, porque él va a ganarla arriba”, aseguró Umaña, quien vive en Cieneguita y le encanta surfear cuando no va a la escuela.
El entrenador de la escuela de Cienguita, Johnnys Gallo, quien es oriundo de Upala y tiene más de 22 años de laborar en Limón, destacó el entusiasmo de los niños para jugar el baloncesto, a pesar de la problemática social que envuelve la comunidad.
“Tenemos de todo en el equipo. Hay mucho talento como los casos de Joshand o Schneiderth, quienes junto al resto de los niños hace un gran esfuerzo para representar a su institución. Esta es nuestra quinta final nacional y agradezco a empresas como Ferretería Femaco, el hotel de Playa Wesfalia y el Comité Cantonal de Deportes de Limón, quienes creen en lo que hacemos”, dijo Gallo.
Para el profesor de Educación Física lo ideal es que los niños se olviden de sus problemas y puedan salir adelante mediante el deporte, una válvula de escape de sus necesidades.
“Me parece que nuestro trabajo da frutos. A mí me ha tocado acompañar a familias que han perdido seres queridos por la situación que se vive en Limón, pero también me llena de orgullo saber que otros jóvenes han podido salir adelante como Jossimar Pemberton y Esteban Maitland, jugadores de fútbol que llegaron a Primera gracias al trabajo que hacemos los sábados con la comunidad”, explicó Gallo.
Las dificultades sociales, sin embargo, no se notan cuando Joshand expresa con expresión infantil un “me encanta vivir en Limón, la gente es muy buena. Cuando puedo voy a la playa de Cieneguita”.